Hoy: 3 de diciembre de 2024
Una investigación de la Universidad de Curtin, en Australia, data por primera vez con precisión algunos de los fósiles más antiguos de vida multicelular compleja del mundo. De esta manera, rastrea un momento crucial en la historia de la Tierra, cuando los mares comenzaron a abundar con nuevos organismos vivos. Un fenómeno que se dio tras una etapa de cuatro mil millones de años con solo microbios unicelulares en el planeta. La revista Journal of the Geological Society publica el estudio.
Para determinar la edad de los fósiles, los investigadores utilizaron capas de ceniza volcánica como marcadores en la secuencia geológica. “Ubicada en la cantera Coed Cochion en Gales, que contiene la ocurrencia más rica de vida marina poco profunda en Gran Bretaña, utilizamos el emisario de un antiguo volcán que cubría a los animales como un marcador de tiempo para fechar con minuciosidad los fósiles en 565 millones de años, con una precisión de hasta 0,1%”, afirma el autor principal, Anthony Clarke, de la Universidad de Curtin.
De esta forma, con fósiles similares del yacimiento australiano de Ediacara, encontrados en sitios de todo el mundo, la datación de los fósiles los identifica como parte de una antigua comunidad viviente que se desarrolló cuando la Tierra se derritió de una era de hielo global. Y analiza los isótopos de uranio y plomo presentes en circonio, un metal brillante, y rutilo, un mineral cuya composición química es óxido de titanio.
“Estas criaturas se parecerían en algunos aspectos a especies marinas modernas, como las medusas, pero en otros serían extrañas y desconocidas. Algunos parecen helechos, otros como coles, mientras que otros se parecen a plumas de mar”, explica Clarke. Así, los fósiles, como la de la criatura Aspidella terranovica, con forma de disco, muestran algunas de las primeras evidencias de organismos multicelulares a gran escala.
Todavía hay un debate sobre el momento exacto en el que las células presentes en los organismos empezaron a especializarse y a adoptar funciones concretas. El problema principal para encontrar evidencias es que estos organismos carecían de partes duras, como huesos o conchas, registradas en los fósiles.