El proyecto denominado SafeAir, que está a cargo de científicos del CSIC, pretende eliminar la capacidad infectiva de virus como el SARS-CoV-2 en interiores
La Fundación “La Caixa” ha financiado con un millón de euros el proyecto llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que tiene como objetivo crear purificadores de aire capaces de inactivar virus.
Algunos microorganismos y virus como el SARS-CoV-2 sabemos que están presentes en el aire y que se transmiten a través de él. Por ello, gracias a tecnologías que se basan en el empleo de filtros activos de tipo catalítico, serían capaces de eliminar la capacidad de infección de estos microorganismos.
Los filtros activos de tipo catalítico inducen un estrés catalítico en los virus, que va a propiciar -en palabras más sencillas- una situación “desagradable” para el microorganismo, consiguiendo su inactivación y como consecuencia, una mejora de la calidad del aire en interiores.
La ayuda se ha concedido bajo el amparo del programa CaixaResearch de la Fundación “La Caixa”. Este proyecto está pretende promover iniciativas de salud y biomedicina a través de diferentes convocatorias de investigación e innovación.
En concreto, esta idea, denominada SafeAir, cuenta con la participación de los investigadores Miguel Ángel Bañares y Ana Iglesias, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC), y Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC). Junto a ellos también colaboran Cristina Calvo, del Hospital Universitario La Paz, y María Luz García, del Hospital Universitario Severo Ochoa.
Los investigadores han establecido como objetivo evaluar dos tipos de purificadores: unos activados mediante luz y otros mediante temperatura inducida internamente. Con ello, pretenden identificar cuáles funcionarían mejor a la hora de inhibir la transmisión de aquellos virus que tienen como modo principal la propagación a través de aerosoles.
“Este nuevo sistema de limpieza del aire no supondrá riesgo alguno ni para la salud de las personas ni para el medio ambiente, puesto que no generará productos químicos indeseables, y no necesitará ser reemplazado con regularidad”, declaraba Bañares, líder del proyecto, para el medio de comunicación del CSIC.