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Turbado y perturbado

Amadeo I de Saboya. | Fuente. Real Academia de la Historia

Los dos años y cuarenta días que reinó en España Amadeo de Saboya fueron de asombro en asombro, hasta un atentado tuvo que pudo costarle la vida. Nada más llegar, se encontró con que habían asesinado al general Prim, su valedor en las Cortes, defendiendo la monarquía ante una república que por fin llegó dejando amarguras y cansancios, como la segunda del 31.

Viendo que unos estaban contra otros y todos a favor de ellos mismos, el rey abdicó con una carta ejemplar de la que quiero destacar algunas frases, que cito de memoria, sin perder actualidad: “En esta España tan noble como desgraciada. En un País tan hondamente perturbado, cómo encontrar una solución si quienes atacan no son los de fuera, sino los propios españoles.”

Esta altísima reflexión podría suscribirla perfectamente el rey Felipe VI. Motivos tiene para abdicar con sólo advertir que, en nombre de una democracia falsa y egoísta, cada uno tira de la cuerda sin saber cuánto puede sobrevivir el corazón de todos, desangrado ya y estremecido.

Lo único que, al parecer, queda firme es el rey. ¡Por favor, vea lo que vea, no se vaya!

pedrouve

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