Nadie se explica que, según las encuestas, el Presidente de Gobierno y el Partido que lo desampara, estén perdiendo votos como si alguien hubiese abierto las compuertas de los pantanos que Franco inaugurara y el agua inundase de nuevo sus esperanzas. En España siempre hubo mucha desconsideración con los generosos y especialmente, como ocurre con nuestro Presidente, cuyas actitudes sobrepasan las misericordias del Evangelio. Pregunto:
¿Hubo alguien en la Historia que empatizara con los terroristas, golpistas fugados y malandrines diversos que comprendiera sus debilidades y buscase un nivel de indulgencia hasta el punto de no atreverse siquiera, como Jesucristo despedía a los pecadores: “Anda, vete, y no peques más”? Porque, si siguieran pecando, aquí está él para perdonarles nuevamente.
¿Tiene alguien memoria de que otros Presidentes de otro tiempo, con esposas, fiscales y hermanos imputados, no encontraran magistrados que le hubiesen echado una mano en sus desventuras, compensando así estas pequeñas indolencias con tanta magnanimidad de su parte?
Lo dicho. Somos unos desconsiderados.
Pedro Villarejo