“Mientras Estados Unidos amenaza con volver a la era de la diplomacia de cañonero del Siglo XIX en Panamá”, señala a El Periódico desde Washington, el pasado lunes por la noche Peter Kornbluh, analista del Archivo de Seguridad Nacional (NSA sigla en inglés), una entidad privada con sede en Washington D.C, mientras repasa los documentos que acaba de hacer públicos. Y añade: “Ahora el presidente Trump ejerce de emperador a toda prisa. Pero para ser emperador se necesita tener un imperio. Y mucho me temo que Estados Unidos ya no lo es”, explica sin morderse la lengua.
La continuación del control estadounidense del Canal de Panamá “parece puro colonialismo”, dijo el entonces secretario de Estado Henry Kissinger al presidente Gerald Ford durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en mayo de 1975, hace 50 años, según uno de los documentos desclasificados (ver los folios reproducidos). Era el 15 de mayo de 1975.
“Internacionalmente, no concluir un tratado nos va a llevar a una causa célebre, con acoso, manifestaciones, bombardeo de embajadas”, advirtió Kissinger, según un memorando de conversación hecho público.
El principal negociador para un nuevo tratado sobre la zona del Canal, el embajador Ellsworth Bunker, reforzó ese punto: “No me cabe duda de que un fracaso en estas negociaciones conllevaría riesgos inaceptables”, dijo Bunker al presidente, “incluidos efectos negativos más allá de Panamá que perturbarían nuestras relaciones con América Latina, provocarían la condena mundial y obstaculizarían el funcionamiento de la vía acuática”
Según Kissinger, “este no es un asunto para enfrentarse al mundo”.
El pasado l 2 de febrero de 2025, el secretario de Estado Marco Rubio viajó a Panamá para entrevistarse con el presidente José Ramón Mulino, y poner en marcha sin pérdida de tiempo los deseos del aspirante a emperador.
Trump considera que la presencia de una empresa china en la Zona del Canal viola la cláusula de neutralidad del Tratado de 1977.
“El secretario Rubio dejó claro que este statu quo es inaceptable y que, en ausencia de cambios inmediatos, llevará a Estados Unidos a adoptar las medidas necesarias para proteger sus derechos bajo el tratado”, señaló un portavoz del Departamento de Estado en lo que fue un amenazante resumen de la reunión.
Durante su discurso de investidura, Trump dijo: «No se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá, y y lo vamos a recuperar», una declaración ominosa que llevó a Panamá a presentar una queja ante las Naciones Unidas por considerar que Estados Unidos está violando la Carta de la ONU que prohíbe “la amenaza o el uso de la fuerza” contra la integridad territorial de los países miembros. Pero durante la visita del secretario Rubio a Panamá, Trump reiteró esa amenaza: «Vamos a recuperarlo, o algo muy poderoso va a suceder.»
“El archivo histórico de las negociaciones de la Zona del Canal refleja la promesa pragmática de la diplomacia real para promover los intereses de Estados Unidos. Los documentos desclasificados incluyen informes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), documentos informativos del Consejo Nacional de Seguridad, actas de reuniones de la Casa Blanca, transcripciones telefónicas y cintas de audio que se remontan a la era del presidente John Kennedy” señala a este diario Kornbluh.
Aunque los acuerdos del Canal fueron firmados por el presidente demócrata Jimmy Carter y el líder panameño, el general Omar Torrijos, en septiembre de 1977, las negociaciones para un nuevo tratado que devolviera la soberanía de la zona del Canal a Panamá se prolongaron durante 13 años -de 1964 a 1977-, durante los gobiernos de Lybndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter.
Casi medio siglo después de que complejos y prolongados esfuerzos diplomáticos bilaterales eliminaran finalmente la Zona del Canal como símbolo contencioso e internacionalmente repudiado de la hegemonía estadounidense en la región latinoamericana, estos fascinantes registros de archivo proporcionan una visión contextual y factual para comprender y apreciar los fundamentos históricos de la crisis de política exterior que se agrava hoy en día en torno a Panamá.
El Senado norteamericano ha abierto una investigación bipartidista sobre si Panamá ha violado los acuerdos alcanzados cuando Estados Unidos le entregó el control del canal. El partido Demócrata, pese que el presidente demócrata Carter firmó el tratado de 1977, está secundando la iniciativa.
Trump resucita con este plan la doctrina Monroe, emprendida por el presidente James Monroe hace más de doscientos años, en 1823, en la advertía contra cualquier intervención colonizadora de las potencias europeas en el continente americano. Esa doctrina se transformó más tarde, en el Siglo XX, en lo que se llamó el “patio trasero” de EE. UU a la vista de las invasiones armadas y golpes militares [Precisamente, Kissinger impulsó el derrocamiento del gobierno democrático de Salvador Allende por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973].
Carl Schmitt, el jurista que adhirió al nacionalsocialismo reivindicó la doctrina Monroe a primeros de los años treinta del siglo XX porque. Decía, era “expresión del derecho inalienable a la autodefensa” reconocida en el artículo 21 del Pacto de la Sociedad de las Naciones. Fue el precedente para justificar tanto el Großraum (gran espacio) alemán o Lebensraum (espacio vital) de Hitler en la expansión hacia Europa central o el de Japón en Asia.
Fue la doctrina Monroe, precisamente, una de las justificaciones que dio el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán cuando Alemania invadió Checoslovaquia en 1939: un ejercicio legítimo de poder dentro de su Großraum.
Esto es, un orden en el que debería imperar el reconocimiento mutuo de las esferas de influencia, dejando atrás el orden eurocéntrico tradicional.