Durante años, los huevos fueron considerados perjudiciales para la salud debido a su contenido de colesterol, que se creía aumentaba el riesgo de enfermedades cardíacas. No obstante, estudios recientes han demostrado que el colesterol alimentario tiene un impacto limitado en el colesterol sanguíneo, lo que ha mejorado la reputación de los huevos como parte de una dieta saludable.
Los huevos son una excelente fuente de proteínas de alta calidad y contienen los nueve aminoácidos esenciales. Además, aportan múltiples vitaminas y minerales, como las vitaminas A, D, E, K, folato, selenio, vitaminas del grupo B y colina, un nutriente importante para la función celular.
Sin embargo, para personas con enfermedad renal crónica (ERC), el consumo de huevos debe ser controlado. Esto se debe a su contenido en proteínas animales y fósforo, un mineral que puede acumularse en sangre cuando los riñones no funcionan correctamente. Por eso, es fundamental consultar a un dietista renal antes de incluir huevos regularmente en la dieta.
La National Kidney Foundation recomienda a muchos pacientes con ERC limitar o evitar el consumo de yemas, ya que contienen mayor cantidad de fósforo. En su lugar, sugiere consumir claras de huevo, que proporcionan proteínas sin el exceso de minerales.
En pacientes sometidos a hemodiálisis tres veces por semana, los huevos pueden ser beneficiosos por su aporte proteico adicional, pero también se debe tener cuidado con el contenido de fósforo. Por eso es importante seguir las recomendaciones de un nutricionista renal para equilibrar los beneficios y riesgos.
Para quienes reciben diálisis diaria o diálisis peritoneal nocturna, las necesidades de proteínas son aún mayores, y los huevos pueden ser útiles si se consumen con orientación profesional. En cuanto a los cálculos renales, no existe evidencia de que el consumo de huevos influya en su formación.