Sin periódico

21 de septiembre de 2022
1 minuto de lectura
Gonzalo Perez
Gonzalo Pérez Ponferrada

Hace mucho que decidí no volver a leer el periódico, porque la verdad, es bastante desagradable levantarte por las mañanas y leer las desgracias personales de un montón de gente desconocida. Además, ya estoy harto de que me coloquen a muertos inocentes en primera página, víctimas de patriotas que no tienen patria y que me cuenten a dos columnas que la gasolina está por las nubes.

Aunque todos los días compro varios ejemplares, no volveré a leerlos jamás porque me da la impresión de que todo lo que cuentan es mentira. Digo que es mentira, porque nunca he conocido de cerca esas historias macabras que publican. Ni siquiera mi vecino las ha padecido.

Hace ya más de un año que no leo ni una sola letra de los periódicos, aunque ahora tengo un problema. Son tantos los diarios comprados y amontonados después de un año, que ya no puedo entrar en mi cuarto. Hasta hace unos meses no tuve problema, porque conseguí poner unas baldas que cruzaban toda la habitación y, así, ganaba espacio. Pero claro, llegó el día que el lugar acabó repleto de papel impreso.

Después de intentar buscar una solución, se me ocurrió algo que consideré bastante práctico. Leer todos los diarios de una vez y tirarlos a la basura. Así conseguiría que mi habitación volviera a tener el aspecto de antes.

Fue entonces cuando ocurrió: los periódicos no me dejaron abrir sus hojas y se resistían a que los cogiera. Cada vez que intentaba abrir la primera página, la segunda se pegaba con fuerza a la primera y así, sucesivamente, hasta llegar a la contraportada, que se adhería directamente a otro diario.

Al final decidí parlamentar con todos esos periódicos. Les dije que me dejaran leer algo y a cambio, se podrían quedar en mi casa todo el tiempo que quisieran. Debo de reconocer que fue muy difícil negociar con ellos, pero al final, pude llegar a un acuerdo: me dejaron rellenar la página de pasatiempos que es lo que más me gusta.

Así estuve varios meses, hasta que una bomba hizo saltar el supermercado de la esquina. Aquel día no pude saber si hubo muertos en el atentado porque los periódicos sólo me dejaron ojear el crucigrama.

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