Una encuesta de la Fundación Qatar y la Cumbre Mundial de la Innovación para la Salud (WISH, por sus siglas en inglés), realizada en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha revelado que al menos una cuarta parte de los trabajadores sanitarios y asistenciales tiene síntomas de ansiedad, depresión y agotamiento.
El estudio apunta que entre el 23 y el 46 por ciento de los trabajadores sanitarios y asistenciales manifestaron síntomas de ansiedad durante la pandemia de COVID-19, y entre el 20 y el 37 por ciento experimentaron síntomas depresivos.
El agotamiento entre los trabajadores sanitarios y asistenciales durante la pandemia osciló entre el 41 y el 52 por ciento en las estimaciones conjuntas. Se observó que las mujeres, los jóvenes y los padres de niños dependientes corrían un mayor riesgo de padecer malestar psicológico, lo que resulta significativo si se tiene en cuenta que las mujeres constituyen el 67 por ciento del personal sanitario mundial y que están sometidas a desigualdades en el sector, como por ejemplo la desigualdad salarial.
Una pandemia dentro de otra pandemia
El informe, bajo el título de ‘Nuestro deber de cuidado: Un llamamiento mundial a la acción para proteger la salud mental de los trabajadores sanitarios y asistenciales’, advierte de que también es “preocupante” el mayor riesgo de resultados negativos para la salud mental entre los trabajadores sanitarios más jóvenes.
“Bien entrado el tercer año de la pandemia COVID-19, este informe confirma que los niveles de ansiedad, estrés y depresión entre los trabajadores sanitarios y asistenciales se han convertido en una pandemia dentro de la pandemia”, ha comentado el director de Personal Sanitario de la OMS, Jim Campbell.
“El aumento de la presión experimentado durante la pandemia de COVID-19 ha tenido claramente un impacto perjudicial en la salud y el bienestar de los trabajadores sanitarios y asistenciales. La presión no es nueva, pero la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de mejorar la atención a quienes nos cuidan”, ha apostillado la directora general de WISH, Sultana Afdhal.
Ayudar en la prevención
Por otra parte, el informe recoge 10 medidas para luchar contra esta situación, como la inversión en entornos y cultura de trabajo, que eviten el agotamiento, promuevan el bienestar del personal y apoyen la calidad de la atención.
Este informe se produce tras las decisiones este año de la Asamblea Mundial de la Salud y la Conferencia Internacional del Trabajo, que reafirmaron las obligaciones de los gobiernos y los empleadores de “proteger a los trabajadores, garantizar sus derechos y proporcionarles un trabajo decente en un entorno de práctica seguro y propicio que defienda su salud mental y su bienestar”.
La semana pasada, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicaron recomendaciones para apoyar la salud mental en el trabajo, incluidas las destinadas específicamente al personal sanitario y asistencial, que “exigen cambios a nivel organizativo que aborden las condiciones de trabajo y garanticen la atención y el apoyo confidenciales a la salud mental como una prioridad”.