Este 2026 será un permanente recordatorio sanjuanista: Trescientos años de su canonización y cien de ser proclamado por el papa Pío XI Doctor de la Iglesia. Hoy, 14 de diciembre de 2025 celebramos el 434 de su muerte, salida su alma desde Úbeda como pájaro solitario, sin precisar otro viento que su propio entusiasmo por llegar al destino que Dios le había anticipado en sus noches de duermevela. Todo el amor ardía en sus labios cuando hablaba y en sus labios toda la luz permanecía callada cuando en la oración se recogía…
El 14 de diciembre de 1591, tras recibir íntimamente los últimos consuelos en su herida, preguntó al hermano que le cuidaba por qué tocaban las campanas de El Salvador:
-Es la hora de maitines, padre Juan…
-Al cielo los iré a cantar
Y se quedó la noche quieta y fría, como si diciembre se hubiese desplomado en el abismo de las ausencias.
Úbeda, desde entonces, recita para sus adentros las cinco condiciones del pájaro solitario que el santo de fray Juan dejó encomendadas si aspiramos a un vuelo como el suyo. Pájaro solitario e inalcanzable San Juan de la Cruz, navegante del aire, poeta en carne viva, aventador de sueños, guardián de la hermosura en sus palabras, testigo humilde de los más altos paraísos…
Sus cinco condiciones de pájaro solitario:
1.- QUE SUBE A LO MÁS ALTO.
La aspiración del creyente es subir a la cima más alta, pero ha de saberse que nunca se consigue el empeño con las alas mojadas: antes hay que desprenderse de cosas, personas, ideas… aligerarse de equipaje, como Machado, como los hijos de la mar.
2.- QUE NO SUFRE COMPAÑÍA.
Inevitable es sentirse rodeados. Todas las compañías debemos transformarlas en bienhechoras; soportar las insoportables, pero no sufrirlas, porque también Dios habita en ellas.
3.- QUE NO TIENE DETERMINADO COLOR.
El color del creyente es la transparencia. Dejar que pasen todos los colores por el cristal de la fe. Sufrir con los que sufren, gozar con los que ríen y, sobre todo, limpiar la propia conciencia para que pase la luz por ella como una reina que baila.
4.- QUE PONE EL PICO AL AIRE.
Para San Juan de la Cruz el Aire es el Espíritu de Dios que atempera los enojos y suaviza las tempestades. Antes de hablar, escuchar a Cristo en la oración y serán suyas nuestras palabras. En todas ellas Dios sujeta la inocencia para que no sufra daño quien las recibe.
5.- QUE CANTA SUAVEMENTE.
Cuando el pájaro ensaya sus trinos en la rama más alta, los que pasan por debajo se detienen para deleitarse con la música nueva. Si desafinamos, los viandantes pasan de largo. Si supimos aprender las partituras de Dios, seremos misioneros en los bosques del mundo.
Pedro Villarejo