Moscú ha mostrado en las últimas horas imágenes del lanzamiento de un misil Iskander-K contra un “objetivo militar” no identificado en Ucrania, que denuncia que se está produciendo una “escalada” en el ataque. En el ámbito internacional, Rusia y los aliados de Ucrania se culpan mutuamente de que no se haya abierto un corredor marítimo para exportar el grano cosechado, según El Mundo.
Las fuerzas de Rusia tienen “ventaja” en la región de Lugansk. Ese avance de su ofensiva, reconocido por Kiev, es la novedad más importante de este jueves en la guerra en Ucrania. En esa zona del Donbás se están produciendo combates de “intensidad máxima“, según ha admitido también el mando militar ucraniano.
Tras presumir de armamento militar con la exhibición de un nuevo misil, el Satan II, Rusia vuelve a sacar pecho. Esta vez lo ha hecho con el misil móvil Iskander-M, desplegados en la ciudad de Belgorod, a solo 64 km de la frontera con Ucrania, cuando se cumplen dos meses de la invasión del país vecino por parte de las tropas de Vladimir Putin.
Diseñado para escapar de los sistemas de defensa antimisiles
El Iskander-M es un misil ruso con capacidad de alcance de entre 400 y 500 kilómetros, por lo que no incumple el tratado INF, acordado en 1987 entre la URSS y EE UU, para prohibir los misiles cuyo rango operativo de alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros. Mide unos 7,3 metros de largo y 0,92 de diámetro. Su peso oscila entre los 3.800 y 4.000 kilos, teniendo solamente la ojiva un peso de unos 480 kg. Se trata de un misil diseñado para escapar de los sistemas de defensa antimisiles, puesto que vuela en una trayectoria baja.