El refugio de los escritores antifranquistas: Rafael Alberti y su árbol en tierra cordobesa

30 de enero de 2024
10 minutos de lectura
Última visita de Alberti a Villa del Totoral 1992, leyendo el poema al pie de su árbol. (Hallazgo)

Neruda escribió ocho odas en total durante su paso por Totora

En la década de los años 80 del siglo pasado, el escritor, periodista, gestor cultural y ciudadano ilustre del norte cordobés, Gerardo “Tete” López inspiró al municipio de Villa del Totoral para que realice un homenaje permanente a las grandes personalidades que honraron a la ciudad; en especial, al poeta español Rafael Alberti.

En 1989, durante un Encuentro de Escritores que se llevó a cabo en Villa del Totoral, el municipio anunció que se iba a realizar un emotivo homenaje en vida al poeta español y proyectaba construir un monumento al cumplirse 50 años de la llegada del poeta andaluz y su esposa María Teresa León al pueblo.

Pero un deseo del homenajeado cambió la historia. Al enterarse, Alberti pidió que en su honor se plantara un árbol, y lo dijo en una entrevista que le realizara el diario Clarín en Buenos Aires ese mismo año.

El anhelo del autor del poema “Se equivocó la paloma” fue cumplido, y en la plaza San Martín de Villa del Totoral, la principal de la población, fue plantado una encina que pertenece la familia de las fagáceas, y es el árbol más popular por Miguel de Cervantes en su magistral obra El Quijote y al pie del árbol quedaron grabados los versos al pueblo hospitalario en “La arboleda perdida”.

En 1992, Alberti visitó por última vez Totoral junto al cantante argentino Enrique Llopis y Guadalupe Noble y vio su árbol.

En esa oportunidad, el poeta gaditano pidió conocer, saludar y agradecer a Teté López por promover el testimonio en su memoria.

Los poetas españoles Rafael Alberti y María Teresa León escaparon de la dictadura de Francisco Franco y tras permanecer por breve tiempo en varios lugares llegaron a Buenos Aires en la clandestinidad y desprovistos de la documentación necesaria para permanecer en Argentina.

Rafael Alberti y María Teresa León de visita a Manuel de Falla en Alta Gracia. (Hallazgo)

Las dificultades que debían sortear eran demasiadas, y como era una norma en los partidos comunistas (PC) de aquellos años de los países que eran anfitriones de exiliados, fugados o ex patriados, el apoderado del PC argentino, el influyente abogado Rodolfo Aráoz Alfaro, amigo de los amigos de la pareja puso a disposición su casona familiar ubicada en la localidad cordobesa donde las familias “acomodadas económicamente” solían descansar.

Villa del Totoral era en esa época un pueblo pintoresco de buen clima, arboledas extensas y ríos pequeños alimentados por las aguas que aún bajan de las sierras. Está ubicado a orillas del Camino Real lejos de los centros urbanos importantes del país.

Los poetas escapados de Franco se instalaron en marzo de 1940 y vivieron en Totoral en forma clandestina, durante casi un año, hasta que Aráoz Alfaro y sus colaboradores les consiguieron la cédula de identificación personal a cada uno y con esa documentación la pareja pudo instalarse en Buenos Aires.

En ese pueblo afable del norte cordobés, los poetas, sobre todo, Alberti tuvo una vida activa literariamente. Además, estrechó vínculos con importantes intelectuales y visitó a su comprovinciano, el genial Manuel de Falla que ya había dejado Villa Carlos Paz y residía en Alta Gracia.

Durante su exilio cordobés, el poeta escribió: “De los álamos y los sauces” un poema escrito en homenaje a su amigo Antonio Machado, y finalizó su primera obra sudamericana, “Entre el clavel y la espada”, dictó conferencias y participó de tertulias. 

Resguardados por sus amigos lugareños viajó a Córdoba donde dictó una conferencia a sala llena en el Teatro Rivera Indarte, —hoy Libertador— que fue anunciada el 19 de mayo en las páginas de los diarios y auspiciada por el Círculo de la Prensa. El presentador de esa ponencia fue Deodoro Roca, un hombre que había sido clave en la rebelión estudiantil de 1918 que logró democratizar la universidad y otorgarle un carácter científico, y fue conocida como la Reforma Universitaria.

Alberti conoció a Roca cuando éste ya era una figura consagrada y ampliamente conocida en todo el país. Al respecto, Graciela Ferrero, profesora en la Facultad de Lenguas, de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y estudiosa de la obra del poeta gaditano, recordó en una de sus ponencias denominada: “el exilio de Rafael Alberti. la rota vida y el nuevo andar” 

 “En el «sótano de Deodoro» (lugar mítico de su casa que hacía de biblioteca, estudio jurídico y sala de tertulias), y del que dijo Alberti en su «Epílogo para un hombre»: «Deodoro bajo de aquellos encalados arcos de su admirable biblioteca, con humedades y hálitos, para mí, de recogida bodega jerezana» (1988: 340), en este espacio se reunieron cuadros del movimiento reformista, como Saúl Taborda, Enrique Barros o Gregorio Bermann, cultores de la honestidad política, como Lisandro de la Torre y Alfredo Palacios, pero también dirigentes latinoamericanos, (como el peruano) Haya de la Torre, y muchos escritores: León Felipe, Ortega y Gasset, Stefan Zweig, Waldo Frank, Germán Arciniegas entre otros”.

Más adelante, Ferrero explica que “Deodoro Roca pertenecía a una izquierda alejada del verticalismo y la organicidad; desde ese enclave había participado —también sin alinearse— en los posicionamientos antifascistas que habían cundido en la capital cordobesa. Así, Roca actuó como «introductor» de Alberti a la ciudad de Córdoba y a círculos de sociabilidad provenientes del reformismo universitario que, si habían sido anticlericales y antioligárquicos en el 18, se habían convertido en antifascistas durante las décadas del 30 y el 40, y, por lo tanto, especialmente hospitalarios en la recepción de una de las vertientes por las que había decantado el comunismo de Alberti: el antifascismo.”

Alberti se movió como “pez en el agua” con los antifascistas cordobeses amigos de Roca, y se sumó a la militancia y logró tener contactos esporádicos con el partido comunista español.

Cabe señalar que algunos de los nuevos amigos de Alberti fueron los firmantes de un telegrama que enviaron en 1936 al general Cabanillas apenas se conoció el fusilamiento de Federico García Lorca, repudiando enérgicamente el crimen. Entre ellos estuvieron Rodolfo Aráoz Alfaro, César Tiempo, Carlos Mastronardi, Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea y Victoria Ocampo.

Ese mismo año, pero el 20 de octubre, Roca organizó a través de la Alianza Intelectual Antifascista, un homenaje a García Lorca: lo llamó «Funeral Cívico».

En el evento que se llevó a cabo en el Teatro Rivera Indarte, y ante la presencia del embajador de la España Republicana, Eugenio Díaz Canedo, intervinieron Raúl González Tuñón, Cayetano Córdova Iturburu y Saúl Taborda.

La casona donde vivió el matrimonio Alberti

La casona donde vivió Rafael Alberti y María Teresa León. | FI

La casona donde vivió Rafael Alberti y María Teresa León, actualmente conocida como Kremlin, fue construida entre 1845 y 1905. Luego, fue adquirida por Gregorio Aráoz Alfaro, padre de Rodolfo y está ubicada en calle Rioja del pueblo muy cercana al Camino Real que en la época colonial comunicaba el Virreinato del Perú con Córdoba que pertenecía al Virreinato del Tucumán y al Virreinato del Río de la Plata con centro en Buenos Aires. Actualmente es propiedad de los descendientes de la reconocida familia cordobesa de Norberto Agrelo.

Pero volviendo a la época de Alberti, Rodolfo Aráoz Alfaro en su libro El recuerdo y las cárceles. Memorias amables (1967: 69) explica que su casona es de estilo colonial cordobés con gruesas paredes de piedra y adobe, techos de algarrobo y quebracho, y posee anchas galerías y hornacinas.

Además, Aráoz Alfaro señala que su casa se llama «El Kremlin». Es decir, así la llaman mis enemigos de Córdoba. Siempre estuvo llena de aborrecidos izquierdistas o intelectuales que podían haberlo sido o que pasaban por tales. Tristán Maroff, los Alberti —emigrados de la guerra española—, Víctor Delhez, maravilloso artesano flamenco del grabado en madera, Deodoro Roca, Raúl González Tuñón y Amparo Mom, los Jorge —Faustino y Sarita— Mario Bravo, Rodolfo Ghioldi, Toño Salazar y Carmela, su mujer, María Zambrano, Pablo Neruda, Cayetano Córdova Iturburu y su mujer, Carmen de la Serna, León Felipe y hasta parece que estuvo varias veces, en su juventud, el Che Guevara. Ahora llegan chilenos de todas clases y reyes del folklore: Jorge Cafrune, Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa, o astros de la literatura, como Ernesto Sábato.

La casa se transformó en un enclave clandestino donde los que llegaban se dedicaban al trabajo intelectual. Alberti, la inauguró, fue el pionero, trabajó en el libro que luego será Entre el clavel y la espada y en El Trébol Florido, pero, además, conoció al editor español Gonzalo Losada con quien entabló una amistad inquebrantable. Losada fue el editor de varios libros de Alberti, quien también fue su asesor literario, prologuista, traductor, director de colecciones y, por añadidura —esto lo recuerda en La arboleda perdida— Losada le procuró una especie de sueldo mensual como adelanto de los previstos derechos de autor.

Cuando quedó atrás la Villa del Totoral y al enterarse de la muerte de Deodoro Roca, en 1942, Alberti escribió «Elegía a una vida clara y hermosa». El poema está precedido por una breve introducción en prosa: «Sus álamos de Totoral, junto al río siempre verde de hierbabuenas y largas trenzas susurrantes; las cien veces pintadas tierras rosáceas y carmines de su Ongamira veraniego; su huertecillo de duraznos…» («Epílogo para un hombre», 1988: 340).

Por la casona “El Kremlin” pasó también años más tarde que Alberti, el chileno, Pablo Neruda. El Nóbel de Literatura vivió entre 1955 y 1957. Durante su residencia se inspiró y creó varias de sus obras, al menos ocho odas, como: “Oda a las Tormentas de Córdoba”, (entre sus versos nombra a Totoral); “oda al albañil tranquilo” (dedicado a Victorio Zedda, habitante de la Villa); “Oda a la pantera negra” y “Oda a la Mariposa”.

También diseñó el frontispicio actual de la vivienda. El poeta chileno llegó acompañado de su esposa, Matilde Urrutia, y su secretaria personal, Margarita Aguirre, quien terminaría casada con el propio Aráoz Alfaro en presencia del pintor mejicano David Alfaro Siqueiros y del escultor español Joan Miró.

Más allá de estas visitas efímeras, este pueblo también fue elegido por otros ilustres que decidieron dejar sus casonas como huellas de su paso por este lugar.

Quedan aún habitadas unas 25 que forman un circuito histórico-cultural, entre las que se encuentran, la de Deodoro Roca, la del pintor Octavio Pinto, la de Pedro Luis Cabrera, fundador de la ciudad de Córdoba y el propio Kremlin.

Anécdotas

Escultura. | FI

La actual secretaria de Cultura del municipio de Totoral, Viviana Majul, recordó a FI que entre las leyendas que forman parte del legado cultural, está la que asegura que Neruda pasaba mucho tiempo solo en la casa y que eso lo inspiraba a escribir.

En una oportunidad, como se acercaba la fecha de inauguración de la temporada de verano, el poeta -con autorización del dueño de la casa-, le encargó al albañil Vittorio Zedda cambiar la fachada de la casa. Él mismo la diseñó con un gran arco con dos columnas bien altas que hoy funcionan de hall de entrada. El poeta aprovechó la compañía del albañil para observar detenidamente su trabajo e inspirarse.

“De un lado a otro iba con tranquilas manos el albañil moviendo materiales. Y al fin de la semana, las columnas, el arco, hijos de cal, arena, sabiduría y manos, inauguraron la sencilla firmeza y la frescura. ¡Ay, qué lección me dio con su trabajo el albañil tranquilo!”, escribió Neruda en una de sus odas.

A esa primera reforma de la casa, le siguieron varias más que aún se conservan. Tal es el caso de las tres estufas de la casa estilo fogonero y las dos claraboyas en el techo de la habitación que él ocupaba.

“La habitación que ocupaba Neruda está en una parte de la casa que es muy vieja. Allí se refugiaba a escribir y, como tiene techo de madera, hizo hacer dos ventiluces. Apenas sale el sol, la habitación se ilumina por completo”, expresó la funcionaria. Agregó que una de las actuales dueñas, Candelaria Agrelo, suele elegir ese mismo lugar para dormir.

Neruda escribió ocho odas en total durante su paso por Totoral: “Oda a la mariposa”, “Oda a las tormentas de Córdoba”, “Oda al nacimiento de un ciervo”, “Oda al algarrobo muerto”, “Oda al albañil tranquilo”, “Oda a un cine de pueblo”, “Oda a la pantera negra”, “Oda con nostalgias de Chile” y “Oda a un cine de pueblo”. En esta última se inspiró en las noches que pasaba junto a Matilde en el cine independiente que funcionaba en el patio de una casona que pertenecía a Deodoro Roca.

Aráoz Alfaro era un gran anfitrión y siempre convocaba tertulias prolongadas donde la política, el arte y la religión eran temas de conversación ferviente. Por esto, y por la presencia de invitados con cierta inclinación política, a la casa la llamaban El Kremlin. Justo enfrente vivían los Rusiñol Frías, una familia ultracatólica y más bien conservadora, explica Majul.

“Eran exactamente lo contrario. En el Kremlin vacacionaban artistas e intelectuales sumamente agnósticos. Y, por el frente, pasaban de visita curas, cardenales, sacerdotes y obispos”, detalló. A esa otra casa, la llamaron el Vaticano.

Norberto Agrelo, otro de los dueños, era también dirigente político y llegó a ser presidente del Comité Nacional de la Unión de Centro Democrático. Gran admirador de Pablo Neruda, Rafael Alberti y Jorge Luis Borges, también tuvo a la escritura como una de sus pasiones. La propia María Kodama, ex esposa del escritor, visitó El Kremlin hace algunos años”.

Escultura en el centro de Villa del Totoral.  Alberti, Neruda
y el pintor Octavio Pintos

Hoy la casa está en manos de sus cinco hijos -Rodrigo, Norberto, Candelaria, Consuelo y Milagros- quienes no solo la disfrutan junto a sus hijos y nietos, sino que la ponen a disposición para los curiosos que quieran conocerla.

“Hoy El Kremlin no es un museo, pero sí una casa de puertas abiertas. Siempre estamos dispuestos a recibir gente que quiera conocerla. Seríamos muy ingratos si no tratáramos de compartir esta historia con otros”, señaló Candelaria, la vocera de los Agrelo.

20 Comments

  1. Se equivocó la paloma
    se equivocaba,
    Por ir al norte, fue al sur
    Creyó que el trigo era agua,
    se equivocaba.
    ….
    Gracias Solans por recordar a Rafael Aberti.

  2. Bellísima Nota que nos me hace recordar a estos grandes escritores. Don Pablo con su pasión por ver las estrellas.
    Gracias Pedro por tu trabajo siempre imperdible.

  3. Qué lindo leer esto!
    Debe haber sido durante esta estadía que Neruda visitó las cuevas de Ongamira y que frente al cerro Charalqueta expresó: “Este es el lugar más triste del mundo”, luego de conocer la historia del suicidio masivo de los comechingones que eligieron la muerte antes de sucumbir al dominio de los conquistadores españoles.

    • A propósito de este comentario, antes de que esto sucediera, a la misma zona de Ongamira llegó Blas de Rosales, acompañante de Jerónimo Luis de Cabrera, el fundador de la ciudad de Córdoba, con una veintena de hombres, no obstante, los comechingones bajo las órdenes del Cacique Onga, lo recibieron a flechazos dándole muerte a Rosales y haciendo que los españoles retrocedieran. Luego volvieron, más fortificados y se produjo el tremendo desenlace del que usted habla.

      • Así es, el Cerro Charalqueta, tenía ese nombre por ser un homenaje al dios de la alegría -además del lugar donde los sabios se reunían a rezarle a la luna y al sol-, luego de este episodio trágico pasó a llamarse Colchiqui, que hace referencia al dios de la fatalidad, de la tristeza.

  4. Un recorrido de las personalidades ilustres de la cultura en aquel perdido paraje. Felicitaciones Solans, por entregar estos relatos. Siempre sus notas tienen un no sé qué que iluminan.

  5. La estatua de Pablo Neruda y de Rafael Alberti reciben al caminante a metros de la plaza, frente al Café Petit, en Villa del Totoral, uno se queda mirándolas y un manto
    de poesía cae como rocío. ¡Hermoso lugar para sentir sus presencias y sentir que la poesía es necesaria para la vida!
    ¡Gracias por la nota!

  6. Excelente reseña querido Pedro, gracias por traer a la memoria a tan notables escritores y valorar su paso por nuestro querido Norte Cordobés

  7. Querido Pedro , gracias por contar con detalles estos echos reales que se gestaron en nuestra Cordoba querida !!! Notables escritores que dejaron sus huellas por estas tierras ! Felicitaciones 🎉

  8. Estimado editor les pido por favor corrijan el titulo en donde dice Totora es Totoral … hay otra localidad con ese nombre en argentina y presta a confusión cuando se comienza a leer la nota . Muy amables

  9. Muchas gracias! desde la Dirección de Cultura y Educación están invitados a visitarnos. Hermosa descripción de un tiempo precioso de nuestro Totoral!

  10. Yo tuve la suerte de conocer a Rafael Alberti en casa del actor español Paco Rabal, en Madrid en el año 1977. En ese momento me contrataron para producir a Teresa Rabal. Habíamos escrito varias canciones con el esposo de Teresa, Eduardo Rodrigo, pero faltaba una canción. Rafael dijo en ese momento, te animas chaval a musicalizar ESTO ? Comenzó a recitar haciendo ritmo sobre con las manos sobre la mesa. Era chino para mí ! ! ! Imaginé que estaba oyendo un ritmo similar la chacarera santiagueña. Escribió la letra en uno de los papeles que teníamos sobre la mesa del comedor donde estábamos trabajando, tomé mi quitarra y compuse la melodía de LOS NIÑOS DE EXTREMADURA, canción incluida en el primer disco infantil que grabó Teresa Rabal, llamado UNA CIGARRA LLAMADA TERESA. El hambre por tener un trabajo en Europa, hizo de que yo sin tener idea compuse un Martinete ( ritmo andalúz ) . Si hoy se presentara una oportunidad como esa, no sé si me atreveria a tirarme a la pileta, ja ja ja ja ja. Lo que es la inexperiencia de vida. Un muchacho nacido en Remedios de Escalada, en calle de tierra en un barrio de obreros ferroviarios. Ese era yo, escribiendo una canción con uno de los poetas mas grandes de la literatura española.

  11. gracias Pedro por contar estás maravillosas historias de esos grandes que pasaron y llenaron de orgullo con su presencia en la querida Córdoba…

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