Hoy: 25 de noviembre de 2024
La Policía Nacional ha constatado que en los últimos meses las mafias argelinas de inmigración ilegal están atrayendo a más y más personas de otros países de África.
Así lo ha explicado un inspector de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía en un juicio celebrado en Palma contra un hombre acusado de patronear una patera con 16 migrantes desde Argelia a Cabrera. El hombre reconoce haber conducido pero niega ser el organizador del viaje.
“Mayoritariamente los migrantes son argelinos, pero desde hace un tiempo estas redes están siendo utilizadas por personas de otros países, que hace año y medio no lo hacían”, declara un agente de UCRIF. ’’De hecho, en el viaje en patera que es objeto de este juicio en la Audiencia Provincial iban yemeníes y en otras ocasiones han encontrado pasajeros de Mali, Libia o Siria.
Otro funcionario policial ha explicado que los argelinos no suelen prestarse a colaborar con las autoridades porque “tienen miedo” ya que “las mafias que les traen saben dónde vive su familia”. “Son redes que funcionan bastante más organizadas de lo que puede parecer”, ha enfatizado el agente.
Aun cuando a estos migrantes se les concede la condición de testigo protegido para animarles a señalar a los integrantes de las mafias, “al día siguiente se marchan y no da tiempo a realizar una prueba preconstituida, ni quieren firmar el acta de declaración”.
Por ello, si en la embarcación viajan personas de otros países, la Policía suele centrarse en ellos para conseguir testificales. En el caso de la patera juzgado este viernes, llegada el 11 de julio a Cabrera, interrogaron a tres personas, dos de ellos yemeníes, que aceptaron responder a las preguntas de la Policía.
Los dos ciudadanos yemeníes hablaban bien inglés y tenían educación superior. Reconocieron “sin ningún género de dudas” al acusado como conductor de la embarcación. Con todo, estos testigos no han prestado declaración en el juicio ya que ahora se encuentran en paradero desconocido. Sus testimonios se han introducido igualmente por vía documental.
La Policía Nacional considera que existe una ruta de inmigración ilegal ya consolidada entre Argelia y Baleares. Tras desembarcar, el destino final suele ser otro lugar, normalmente Francia. Según el inspector, el pilotaje de la embarcación es “el último eslabón” de esa cadena.
El acusado ha reconocido en el juicio haber conducido la embarcación durante dos horas, pero ha negado ser el responsable del viaje. En el interrogatorio ha confirmado que la travesía se realizó desde Burmedés (Argelia), con una duración de aproximadamente 24 horas.
Sin embargo, el hombre ha negado ser el patrón de la patera. Asegura ser un pasajero más y lo justifica señalando que cogió los mandos porque era su “turno”.
Entre las pruebas hay vídeos en los que aparece con una mano en el timón y otra utilizando un teléfono móvil con GPS para orientarse. Indica que varios de los migrantes se turnaron para manejar la barca siguiendo las instrucciones de otra persona identificada como el verdadero patrón de la patera. Así, ha declarado que esa persona le enseñó cómo dirigir la patera, ya que nunca antes había navegado, y que sólo condujo durante dos horas.
La patera, de seis metros de eslora y un solo motor fueraborda, llegó a las costas españolas el 11 de julio de este año y entre los 16 pasajeros había dos menores. Salvamento Marítimo y la Guardia Civil han confirmado la sobrecarga de la embarcación, estimando que como mucho hubiera podido transportar en condiciones de seguridad a seis personas
Según su testimonio, en la embarcación llevaban como provisiones para el viaje 30 litros de agua en bidones de cinco litros, leche, fruta y galletas. También ha indicado que llevaban gasolina y que contaban con un solo motor de 40 caballos. Durante la travesía hubo oleaje y asimismo algunos pasajeros se quemaron por el sol.
El hombre ha afirmado que pagó unos 1.150 euros en dinares argelinos cuatro meses antes de zarpar. Para ello un amigo le puso en contacto con un tercero, que formaba parte de un grupo asentado en Argelia dedicado a organizar estos viajes.
Esta persona le indicó que esperase su llamada. El día de la partida le metieron “en una casa muy pequeña” con otras personas a las que no conocía, hasta que por la noche les llevaron a la barca para partir.
Además, ha señalado que las personas de la supuesta mafia les instruyeron sobre lo que tenían que decir si eran interceptados. De hecho, cuando le llevaron al Juzgado en Palma acusado de ser el patrón, no sabía para qué iba y pensaba que era para “una simple declaración como todo el mundo”.
El procesado también ha declarado que los pasajeros habrían recibido “presiones” de esta organización, amenazando con hacer daño a sus familiares, para que no colaboren con las autoridades españolas.
“No he sido yo, no he hecho nada”, ha dicho en su turno de última palabra.