Servida la polémica en el primer año de Árticus

El parque temático de la Casa de Campo de Madrid cierra su estreno navideño con muchas dudas en torno a su organización

Árticus, el nuevo parque temático de la Casa de Campo de Madrid cierra sus puertas este domingo tras su primera Navidad. La mañana del día previo a la cabalgata de Reyes se presenta con una cola muy larga hacia las entradas al recinto. Es fácil llevarse un susto inicial, pero avanza muy rápido y se reparte sin problema en los diferentes accesos: el general y el de los eventos concretos. Los niños, ansiosos por entrar e imbuirse del lugar, que pretende imitar a Le Marché de Noël de París, al Winter Wonderland de Londres y al Rockefeller Center de Nueva York. Si cumple su objetivo, ya queda a la interpretación de cada uno.

Durante mi visita, un guardia me dice que Árticus ha mejorado en la organización, después del caos que supuso el exceso de aforo el día de su inauguración. Le gusta la idea, pero cree que podría ser bastante más ambiciosa. Me recuerda que el parque navideño de Torrejón de Ardoz empezó solo con una atracción, y que, ahora, está triunfando. Curiosamente, Mariló Montero y Risto Mejide presentaron las últimas Campanadas de Fin de Año de Telecinco allí. Quién sabe si el nuevo recinto de la Casa de Campo correrá la misma suerte en el futuro. El hombre también compara los precios, bastante más baratos en el otro municipio madrileño. Además, en el recinto de la capital, no hay comparación entre niños y adultos: pagan hasta los bebés.

Una de las primeras áreas que se suelen visitar, si se compra la entrada general, es la llamada “Senda del Ártico“, con osos, renos, lobos, morsas y otros animales del Polo Norte. Probablemente, evoque más esa parte del mundo que otros rincones del parque. Esta zona tiene una vista panorámica del skyline madrileño, donde se pueden distinguir las Cuatro Torres, la Torre Picasso, el Faro de Moncloa y el Hotel Riu, entre varios edificios emblemáticos de la capital. Además, cuando anochece, con su iluminación, sirve de buena introducción al recinto o de gancho para atraer al visitante.

Para los niños la feria de atracciones es el mejor anzuelo para crearles adrenalina y generarles más ganas de conocer el resto de Árticus. Además, cuenta con una pista de hielo. A pocos metros se sitúa Nivalis, conocido como “Mercado Navideño 2.0”. Aunque no resulta muy diferente a uno cualquiera.

Todos estos rincones se encuentran en la zona baja del parque, separada por escaleras de la parte alta. Sin embargo, no hay rampas para personas con movilidad reducida. Lo que sí ha mejorado es la cartelería, para orientarse mejor por el recinto, y la presencia de personal en el recorrido. Un aspecto que subrayan desde el departamento de prensa, y que doy fe de ello, tras mi experiencia. Sobre todo, el flujo de gente ha cambiado positivamente. Ahora discurre con normalidad, nada que ver con el día de la inauguración, cuando se formaron kilométricas colas y exceso de aforo.

La zona alta del parque

En la parte de arriba, se encuentra el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, donde se puede acceder a otros puntos de interés: Jurassicus Park, GrandiOso y Diverhaus. También destacan MahouTown, una feria cervecera, y Peter Pan On Ice, un espectáculo sobre hielo, Nuuk, un espacio de gastronomía, y un puesto de la revista ¡Hola!, que simula ser una casa con decoración navideña. Aquí se puede hacer una donación solidaria a la fundación “Cris contra el cáncer”.

Visito Diverhaus, una zona de juegos, y Jurassicus Park, con sus reproducciones de dinosaurios. En esta exposición hay información acerca de ellos, algunos de los cuales se mueven y hacen ruido. Interesantes piezas, pero se espera más del lugar. Es demasiado pequeño, y los animales podrían dar más miedo. Uno de ellos suena como un columpio. ¿Tendrá menos potencia?

Impresiones de visitantes

Pregunto a algunos viandantes sobre sus opiniones acerca de Árticus. Visto lo que contaban diferentes medios, me espero críticas feroces desde el primer minuto. Sin embargo, contra todo pronóstico, no pocas personas han quedado satisfechas. Entre ellas, la de un padre, con una sonrisa sincera, que iba acompañado de su hija, también contenta. A una mujer le gustó el parque, pero se quejaba del aparcamiento. Una pareja, en la que tanto la chica como el chico que, aunque admitían que esperaban más, se mostraban conformes. El resto de personas con impresiones positivas expresaba un “está bien”.

Pero tras un momento inicial en el que ganaban por goleada los comentarios positivos, el río cambió su curso bruscamente hasta igualar la tendencia. Un grupo de amigos que iba con sus hijos, se sintieron muy defraudados. Especialmente, María, que dice que pondría dos o tres estrellas de diez al parque. En una oferta de descuento del Black Friday, tuvo que pagar 16 euros por entrada para la función de GrandiOso, donde un oso con cuernos y un pingüino DJ bailan villancicos. Ahora, el precio es 9.

Otras cuatro mujeres murcianas también están muy disgustadas con Árticus. Otra vez, GrandiOso es la protagonista. “Me mataría”, dice una de ellas, imaginándose a su hija viéndolo. Al menos, a María y los suyos les quedaba por visitar algo del parque. Estas, ya lo han recorrido todo.

Por su parte, Miriam e Iván destacan la “estocada” en el precio de la comida. Para ellos, Jurassicus tiene “mucho que mejorar”. En ese momento, sus hijos, Carla y Martín, están a punto de subirse a una atracción. Ellos sí lo han pasado bien. No es el único caso en el que se nota que los padres tienen un criterio diferente a la de sus retoños.

En torno a Peter Pan On Ice, las opiniones que he leído y he escuchado coinciden en su aprobación. Y lo que he visto en un vídeo me ha gustado mucho. De hecho, desde el departamento de Prensa, dicen que es lo que el público más valora. Seguramente, se trate del único espectáculo en el que haya unanimidad de buenas vibras.

Ante la polémica de Árticus, cabe preguntarse si, generalmente, la sociedad se ha vuelto más exigente respecto a este tipo de ocio o el problema reside en el marketing, que idealiza demasiado lo que vende; o ambas cosas. Aun así, cada uno tiene una interpretación particular de lo que ve. Mágicas Navidades, el parque de Torrejón, empezó sin pena ni gloria; ahora arrasa. Quién sabe en el caso del nuevo recinto de la Casa de Campo. Tiempo al tiempo.