El Papa Francisco no presidirá este año las celebraciones más solemnes del calendario litúrgico. Aunque el Vaticano no descarta su presencia simbólica, será otro quien asuma el protagonismo durante los ritos del Jueves y Viernes Santo, los días centrales del Triduo Pascual. El motivo: su estado de salud, que mejora, pero que aún requiere cuidados.
La Santa Sede ha informado que Francisco continúa su recuperación de forma favorable. La necesidad de oxígeno ha pasado a ser “residual”, y el Pontífice logra mantener largas jornadas sin asistencia respiratoria. Aun así, la carga física de las liturgias le ha llevado a delegar, por prudencia, sus funciones en distintos cardenales, según una información de Europa Press.
La tradicional Misa Crismal, el Jueves Santo por la mañana, será presidida por el cardenal Domenico Calcagno en la Basílica de San Pedro. Por la tarde, la Misa de la Cena del Señor será celebrada por el cardenal Mauro Gambetti. Al día siguiente, la Pasión del Señor estará a cargo del cardenal Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales.
Uno de los momentos más esperados de cada Semana Santa vaticana es el Vía Crucis en el Coliseo romano. Aunque no lo presidirá físicamente, Francisco ha redactado personalmente las meditaciones que serán leídas esa noche. El cardenal Baldassare Reina, vicario general para la diócesis de Roma, encabezará la ceremonia.
Fuentes vaticanas aseguran que el Papa mantiene encuentros de trabajo más breves y continúa con terapias específicas para recuperar su movilidad y fortalecer su voz. Aunque las cámaras no lo muestren en el altar estos días, su huella sigue marcando el pulso espiritual de la Semana Santa.
Una presencia discreta pero elocuente, como un pastor que, incluso en silencio, no deja de guiar a su rebaño.