Santa Teresa de Jesús dejó dicho que una cosa es leer; otra, comprender lo leído; y otra, la más interesante, tener inteligencia para trasmitir lo que pudo percibirse. A ella, por más que su padre le escondiera los libros, Dios se le ofreció como Libro Vivo. Y todo su saber, por eso, pudo expresarlo con viveza extraordinaria.
Según las estadísticas, nuestros adolescentes leen poco y, esa poquedad, no la asimilan por distracciones múltiples, por falta de buenos ejemplos o por escaso empeño. Con tales mimbres, no hay cestos que valgan ni progresos creíbles… Si les insistimos, nuestros hijos Lo agradecerán más tarde, cuando los busquen para encender un fuego nuevo sobre la espuma gris de la ceniza colectiva.
Queda en el empeño la construcción de una España culta que se refleje en esta muchedumbre innecesaria que nos gobierna, con evidentes muestras de ni siquiera haber leído Fuentes Informadas.