El doble crimen se produjo tras la intervención de dos guardias civiles por la llamada de la mujer ante la presencia del hombre en el domicilio, a pesar de que tenía orden de alejamiento
Si hubiesen leído los Sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca, les habría llegado a los carceleros o a los responsables de la seguridad en la prisión de Estremera, el llanto silencioso del poeta: “Oye mi sangre rota en los violines”