Escribo esto porque más de una vez observo en los parlamentos del poder o simplemente en conversaciones de familia, palabras cacofónicas que, lejos de reforzar la verdad de sus argumentos, les restan credibilidad
Cada día le resulta más difícil esconderse. Si por vereda va, pitos escucha; si por camino, abucheos y pancartas que él trata de disimular como si fuera sordo y ciego. Me da pena, porque guapo es, como ha dicho Tezanos. Pero ni
EL DUENDE Fuegos Aunque el ministro del ramo no necesita otros fuegos que los propios, se le ha visto de pronto envuelto en llamaradas, como un adolescente con deseos. Nadie se quema aquí por las decisiones que toma, pero España toda es
EL DUENDE Al salir de su casa, los aspersores empaparon el cuello blanco de su camisa. – Ah, siempre igual, le recordó su esposa. Tienes que parecer impecable, aunque no lo seas. Las niñas jugaban en el jardín a cazar mariposas que