La democracia –sin duda el menos malo de los sistemas de convivencia— está sujeta en parte a la felonía de los que pueden envilecerla con enredos de aparente legitimidad. Cuando en 1947 Albert Camus publicó La Peste, estaba refiriéndose a las ratas
El de El Palmar, pendiente aún del enjambre, no se despistó sobre la pista para subir el nivel que ya venía siendo muy alto esta semana en el desierto californiano