Uno de los considerados padres de la Constitución de 1978, estima que la abdicación en el príncipe Felipe salvo a una institución monárquica del desprestigio y ocaso.
Iban a todas las misas de todos los curas, especialmente a la de algunos. Llegaban a la primera banca en la hora precisa, abrían una cartera y orientaban el artilugio en dirección a la boca del cura que oficiaba. Terminada la homilía,