Nueva Orleans avanza hacia la normalidad mientras honra a las víctimas del trágico suceso ocurrido en la madrugada de Año Nuevo, cuando un veterano del ejército, Shamsud-Din Jabbar, arrolló con su camión a varias personas que celebraban en Bourbon Street. Las autoridades vinculan el ataque al Estado Islámico. Jabbar fue abatido en un tiroteo con la policía después de embestir a la multitud, dejando unas 30 personas heridas y 14 muertos, entre los que se encontraba el propio asaltante.
La ciudad, conocida por su vibrante vida nocturna y su icónica música, ha comenzado a recuperar su ritmo habitual. Las fuerzas del orden, acompañadas de artistas callejeros y fanáticos del fútbol, han vuelto a llenar las calles mientras la ciudad se adapta al dolor. El jueves 2 de enero, un emotivo homenaje floral fue instalado en la intersección de Canal y Bourbon Street, en recuerdo de las víctimas.
Jonas Green, trombonista de Nueva Orleans, expresó que su banda sentía la necesidad de estar presentes al día siguiente del ataque, ya que la música tiene el poder de transformar el dolor en algo mejor. “Con esta música, se cura”, afirmó, destacando la importancia de seguir adelante a pesar de la tragedia.
El fútbol americano también volvió a ocupar un lugar destacado en la agenda de la ciudad, ya que el partido del Sugar Bowl entre las universidades de Notre Dame y Georgia, pospuesto un día por motivos de seguridad nacional, se jugó la noche del jueves. Además, el tradicional desfile de Juana de Arco, que inaugura la temporada del Mardi Gras, sigue programado para el lunes, con la expectativa de que participen unas 30.000 personas, como en ediciones anteriores.
El FBI ha continuado investigando las circunstancias del ataque y, aunque sigue buscando pistas sobre Jabbar, ha descartado la participación de otras personas. Las víctimas del atentado incluyen a una joven aspirante a enfermera de 18 años, una madre soltera, un padre de dos hijos y una exestrella de fútbol de la Universidad de Princeton, entre otros.