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Nicaragua encarcela al obispo Isidoro Mora en medio de la represión de las autoridades

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo | Fuente: Europa Press.

El católico ha sido detenido por pedir oraciones para el prelado Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión por la supuesta comisión de delitos de conspiración

El Gobierno de Nicaragua ha encarcelado a un segundo obispo católico en medio de la represión de las autoridades nicaragüenses. Se trata del obispo Isidoro Mora, de la Diócesis de Siuna, según ha informado la comunidad Libertad Religiosa Nicaragua.

Denunciamos el secuestro de monseñor Isidoro Mora por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que sigue con su constante persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua”, reza un comunicado en el que piden libertad religiosa y denuncian que la Iglesia está perseguida en el país.

El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields Yescas, ha denunciado que Managua “avanza en su jornada de ataques contra la Iglesia”, ya que con esta detención “ya serían dos obispos bajo cárcel por predicar el evangelio”.

Según ha indicado McFields, Mora ha sido detenido “por el delito de pedir oraciones” para el obispo Rolando Álvarez, que fue condenado a 26 años de prisión por la supuesta comisión de delitos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones y desacato a la autoridad.

Álvarez es miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y en el país es reconocido por su labor en defensa de los Derechos Humanos frente a la opresión sandinista. De hecho, en 2022 se convirtió en el primer obispo de la Iglesia católica en ser arrestado desde que Ortega se hizo con el poder en 2007.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, tildó anteriormente a la Iglesia de “dictadura perfecta” y de “usar” a sus obispos para “dar un golpe de Estado” en el país centroamericano, asegurando que algunos sacerdotes hacían llamamientos al derramamiento de sangre durante la ola de protestas de 2018, que se saldó con la muerte de más de 300 personas.

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