Comandante Ortega o la dictadura en Nicaragua

8 de agosto de 2023
3 minutos de lectura
Los que ya tenemos unos años recordamos episodios que pasaron y que pudimos vivir. Algunos nos producen una cierta sonrisa.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. | Fuente: Ihu On

Los que ya tenemos unos años recordamos episodios que pasaron y que pudimos vivir.
Algunos nos producen una cierta sonrisa al recordarlos, y otros -los más- cierta tristeza
porque ahora, con la perspectiva que da el tiempo pasado somos capaces de analizarlos
más fríamente que cuando se produjeron.

De todos los recuerdos de hechos que ocurrieron, me viene a la memoria, la Revolución
Sandinista que culminó, en el año 1979 con la caída del sátrapa Anastasio Somoza en
Nicaragua.

Éramos jóvenes, acababa de empezar la democracia en España, hacía 4 años que “nuestro”
sátrapa había muerto, aunque, por desgracia, estaba la dictadura impuesta por otro
dictador infame , Pinochet en Chile y la otra dictadura en Argentina, encabezada por el
general Videla y sus conmilitones militares.

Idearon esta cuadrilla de asesinos -sólo se le ocurre a gente así- lo que se llamó operación
Cóndor, que consistía en la alianza de las dictaduras latinoamericanas para eliminar opositores de cualquiera de esos países con la ayuda entre ellos mismos, de sus ejércitos.

La Revolución Sandinista en Nicaragua nos dio, a los que por entonces acabamos de salir
de una dictadura fascista, la de Franco, una cierta esperanza de que en los países mencionados
más pronto que tarde -palabras del gran Allende, siempre recordado- volvería la democracia.

Dentro del Frente Sandinista había grandes personajes que tuvieron el coraje y la valentía
de enfrentarse al ejercito de Somoza, ayudado, como no, por los Estado Unidos.

Siempre, en todas las dictaduras latinoamericanas estaba presente EEUU y sus intereses
(Cuba, Chile, Argentina, Nicaragua, etc.)

Como no podía ser menos el dictador Somoza, miembro de una familia muy poderosa
de Nicaragua, era el mayor defensor de la dictadura impuesta por los intereses norte-
americanos, hasta que un grupo de luchadores se enfrentó al ejercito y poco a poco
consiguieron que el mundo entero se solidarizase con su causa.

El punto de no retorno de aquella guerra lo marcó, según mi punto de vista, la retrasmisión,
casi en directo, de la ejecución a sangre fría por parte de un militar somocista de un
fotoperiodista americano, que estaba haciendo su trabajo, y tumbado en el suelo con las
manos en la cabeza, el militar le pegó un tiro en la cabeza, así, tal cual.

Aquello se vio en todas las televisiones del mundo.

A partir de ese momento, el gobierno americano, siendo presidente Jimmy Carter retiró
su apoyo a Somoza al que abrió las puertas de Estados Unidos, y éste , junto con su
familia, y dicen que con toda su fortuna, abandonó Nicaragua con destino a Estados Unidos.

He resumido todo lo que ocurrió en aquellos años, pero sí diré que entre los que por aquellos
años todavía éramos jóvenes, con la euforia de la democracia recién estrenada en España
causó una gran alegría todo aquello.

En aquel grupo de guerrilleros estaban unos personajes a los que admirábamos, y, de alguna
manera, envidiábamos porque habían conseguido, con su valentía expulsar al dictador,
mientras que en España “nuestro” dictador, después de casi cuarenta años de dictadura
había muerto en la cama de un hospital y toda su familia seguía viviendo libremente en nuestro
país y gozando de una impunidad e inmunidad -hasta hoy- que para sí quisieran muchos de
nuestros compatriotas

Pues, como decía, entre ese grupo de guerrilleros había nombres tan importantes como
Violeta Chamorro, Ernesto Cardenal, Daniel Ortega -comandante Ortega- Sergio Ramírez, etc.

Y precisamente de Daniel Ortega quiero hablarles a continuación, ya que dicho de paso, todo
lo anteriormente escrito era a modo de preámbulo para hablar de este individuo.

Lo primero que quiero es preguntarme, preguntarles: ¿Cómo es posible, que en el transcurso
de no demasiados años una persona pueda sufrir un cambio, tan tremendo como el del actual
Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega?

Todavía es fácil recordar el saludo que todos los miembros del Gobierno de Nicaragua, hace
exactamente 40 años, le hicieron al papa Juan Pablo II, y la regañina que éste le dio, en público,
al cura Ernesto Cardenal, miembro del gobierno y uno de los promotores de la Teología de la
Liberación en Latinoamérica.

Recordamos con alegría, y hasta nos atrevemos a tararear algunas de las míticas canciones
del gran Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina.

Pues bien, hoy y por orden de Daniel Ortega -sí, el comandante Ortega- Sergio Ramírez, fantástico
escritor, intelectual comprometido con la democracia, está exiliado en España, Carlos Mejía Godoy
en Costa Rica.

Y en Nicaragua los derechos humanos y las libertades están absolutamente cortadas.

Es decir, todo por lo que lucharon aquellos valientes guerrilleros de FSLN, entre ellos Daniel Ortega
hoy es una simple quimera.

Hoy Nicaragua, con Daniel Ortega de Presidente y su segunda esposa Rosario Murillo de
Vicepresidenta es una dictadura tanto o más feroz que aquella contra la que lucharon, por
la que luchó el FSLN del que por cierto, Daniel Ortega sigue siendo el presidente.

Otra tremenda incongruencia.

¿Qué ha pasado por la cabeza, o pasa, de Daniel Ortega para sufrir un cambio así?
¿El dinero? ¿El poder?
Piénsenlo.

Es triste ver como un país como Nicaragua, hermoso, con grandes recursos, con una gran
historia y unos grandes personajes, su pueblo se vea en la más absoluta pobreza, por culpa
de un hombre que lucho precisamente por lo contrario.

¡Qué triste!

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