Cuando la poesía es una esquina añadida a la religión que se profesa, los odios de los demás son apenas una noche donde no aparece la luna.
Sólo odian los ausentes de sí mismos, que mantienen el alma abandonada como una flor de invierno.
Desde el principio, la religión católica puso en una bandeja el corazón generoso de Dios para que nadie se quedara sin el fuego contagioso que enamora, cuando se aprendió a mirar con buenos ojos. Los que pasan de largo es porque tienen miedo a descubrir que ellos son incapaces de querer, que lo suyo son sólo muecas del vacío amoroso que los destempla.
Echenique está imputado por odio a los curas. Ada Colau desprendió del cartel barcelonés de los festejos la misa en honor de la Virgen de la Merced, como si pretendieran vaciar el mar en una caracola… ¡pobres muchachos indefensos!