Miguel Agudo Zamora es Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, con una amplia trayectoria académica y profesional.
Tuve la oportunidad de conocer el contenido de una conferencia que el Prof. Agudo impartió recientemente en la Universidad de Salamanca sobre el constitucionalismo, sus valores y sus amenazas. Y me llamó la atención la manera suya de explicar los elementos constitutivos del constitucionalismo, a través del establecimiento de una analogía con un equipo de fútbol y su esquema táctico. Me consta que, aparte de un profundo conocimiento del Derecho Constitucional, el Prof. Agudo está absolutamente convencido de que la divulgación de las ciencias, en este caso las ciencias jurídicas, es una práctica necesaria en una sociedad informada, libre y crítica.
Pregunta: A veces me da la impresión de que damos por hecho nuestro sistema de derechos y libertades. ¿Cree que es necesaria una defensa activa del régimen que disfrutamos?
Respuesta: Sin duda. La Historia nos ha demostrado que no existe nada que sea definitivo, todo cambia. Desde los albores del Constitucionalismo se ha vinculado a éste con la garantía de los derechos y libertades. Nuestra Constitución, por su parte, señala a la dignidad humana como principal fundamento del orden político y de la paz social, y de su mano el reconocimiento de derechos y libertades como caminos necesarios para hacer real y efectiva esta dignidad. Por ello, es necesaria una defensa activa del Constitucionalismo, que parte de un compromiso ético: creer en la persona y en lo que representa, entender que el ser humano es un ser moral, un ser que se proyecta y que, por tanto, precisa que la organización política de la sociedad en la que existe le asegure poder tener una vida digna, en la que se respeten sus derechos y libertades, así como desarrollar libremente su personalidad en un necesario contexto de igualdad de oportunidades.
Pregunta: ¿Qué es un constitucionalista: un estudioso de los sistemas constitucionales o un defensor de ellos?
Respuesta: Es más que un mero estudioso de los sistemas constitucionales. Quien tiene la oportunidad de dedicar su vida profesional al estudio y la enseñanza de la Constitución está obligado más que nadie, puesto que se le supone un conocimiento mayor y más profundo, a defender el Estado Constitucional, que organizado bajo el sistema de División de poderes, propugna la dignidad humana a través del reconocimiento y protección de la persona, por medio del Derecho y de la Democracia. Creo que esa es la responsabilidad ética, cívica y profesional de un constitucionalista.
Pregunta: hay en España bastantes ciudadanos de a pie, y políticos, que ven nuestra constitución como un corsé que aprisiona nuestros derechos y libertades y no una garantía de ellos. ¿Qué les diría?
Respuesta: Les diría, si se me permite la expresión coloquial, que hace mucho frío afuera. Y desde una perspectiva más técnica les recordaría que la mayor o menor amplitud del reconocimiento constitucional de los derechos, así como el nivel de protección o garantías de los que disfruten, son un claro parámetro de la legitimidad democrática del orden político.
Pregunta: Ha creado usted un modelo futbolístico, no sé si con afán divulgativo, para reflexionar sobre el constitucionalismo en su contexto sociopolítico. ¿Cómo surgió la idea? ¿Cuál es la base de ese símil?
Respuesta: Junto al rock y la poesía, mis otras dos grandes pasiones son el fútbol y la filosofía, especialmente la filosofía política y su plasmación en el Derecho Constitucional. Llevaba mucho tiempo diseñando cómo relacionar estas pasiones. Reflexionando sobre el rol que asume cada línea en un equipo de fútbol me percaté de que los elementos del constitucionalismo actúan de un modo similar. Pensando en mis alumnos, y en el público en general, intento explicar los elementos constitutivos del Constitucionalismo, de un modo diferente, a través del establecimiento de una analogía con el esquema táctico de un equipo de fútbol. Así, siguiendo un esquema clásico, como es el 4-3-3, se analiza cuál es la meta a guardar por la constitución, qué elementos o partes de la misma actúan como defensas, cuáles son los medios a través de los cuales la Constitución desarrolla su juego y cómo la parte más innovadora y aperturista juega cómo delantera. También se hace una reflexión sobre cuál sería el gol, el objetivo de la Constitución.
Pregunta: ¿Podría exponer brevemente la composición de su equipo constitucionalista y su esquema táctico?
Respuesta: La dignidad de la persona humana y la garantía de sus derechos actúan como guardameta del Constitucionalismo, como ya he señalado anteriormente.
Como defensas del equipo constitucional encontraríamos el control de la constitucionalidad de las leyes y el propio procedimiento de reforma de la Constitución, que protegen por los laterales la supremacía del contenido constitucional. Y en el eje de la defensa dos elementos centrales imprescindibles: por un lado el elemento de la seguridad como objetivo fundamentador del propio concepto de Estado, que comprendería tanto la seguridad jurídica como la existencia de Cuerpos de Seguridad del Estado y de Fuerzas Armadas, y por otro el Estado social o Estado de Bienestar como la modalidad de organización política que comporta la responsabilidad de los poderes públicos de asegurar una protección social y un bienestar básico para la ciudadanía. También como instrumento de defensa, que sólo entraría en juego en situaciones extraordinarias, y que podríamos denominar el jugador número 12, se encuentran los estados de excepción.
Pasando a la línea de medios, hay que recordar que un buen centrocampista en fútbol, un buen medio, se caracteriza por desplegar juego. El “centro del campo constitucional” estaría formado por el Estado de Derecho, la Separación de Poderes y la organización territorial del poder, en nuestro caso, el modelo de Estado Autonómico. El Estado de Derecho actuaría como pivote en el centro del campo: el imperio de la ley, de las normas, es, sin duda, el elemento clave y definidor de esta fórmula. Acompañándole encontraríamos el sistema de separación de poderes, que ha de entenderse como un sistema de distribución de funciones inserto en una red de relaciones y controles mutuos. Por ello, las relaciones entre Parlamento, Gobierno y Poder Judicial han de ser fluidas, conforme a los principios constitucionales. Que cada poder juegue su juego, el que la Constitución le otorga, es una necesidad para que la sociedad, a través del Estado, pueda progresar en bienestar. Este jugador es fundamental, pues, para que el juego constitucional fluya. Y como tercer centrocampista, la organización territorial del poder, en nuestro caso, el modelo de Estado Autonómico. Es necesario que este “jugador” se guíe por los principios de lealtad institucional, de colaboración y de cooperación entre el Estado, las Comunidades Autónomas y la organización política local.
Respecto a la delantera, hay que señalar que el dinamismo social, la apertura a los tiempos, la imaginación para conseguir la meta constitucional es tarea de la línea de delanteros. Estaría formada por la apertura hacia la igualdad y la apertura hacia el exterior, como extremos, y como ariete la democracia. Esta línea ha de propiciar la articulación jurídica de una política democrática que mantenga como horizonte la consecución de los tres grandes objetivos de la Revolución Francesa: la libertad, la igualdad y la solidaridad para alcanzar la felicidad.
Pregunta: Usted es consciente de que sus jugadores son conceptos teóricos o instituciones. En el terreno de juego real hay personas con nombres y apellidos. ¿Cómo cree que cambia el juego con jugadores de carne y hueso? En caso de que me responda que eso es asunto del Tribunal Constitucional, por ejemplo, le preguntaría también cómo podría garantizarse la aceptación de la autoridad de este tribunal de garantías, teniendo en cuenta que todos llevamos dentro un jugador, un entrenador y un árbitro.
Respuesta: El gran valor que supone el Constitucionalismo en la historia de las formas de organización política es el establecimiento de fórmulas jurídicas y de procedimientos de control para evitar los abusos de poder. Y, sin duda, entre otros, el establecimiento de la denominada justicia constitucional, que en el modelo europeo ha propiciado la existencia de los tribunales constitucionales. Respecto a la legitimidad de estos tribunales, el procedimiento del nombramiento de los magistrados constitucionales, los requisitos que estos han de cumplir para poder ser elegidos, la calidad de sus resoluciones, la explicación razonada de las mismas, son elementos que han de tomarse en consideración para lograr una elevada aceptación social de esta institución.
Pregunta: Desde mi perspectiva, en la sociedad española hay dos grandas batallas que están poniendo a prueba nuestra constitución: una implica a su jugador número 4 (estado social), y la otra a su jugador número 10 (estructura territorial). ¿Qué opina al respecto?
Respuesta: En mi opinión, se precisa un más efectivo blindaje constitucional del Estado social a través del reconocimiento como fundamentales de determinados derechos de índole social y de la incorporación del principio de “estabilidad social” que asegure en la distribución del gasto público, incluso en situaciones de crisis, un nivel adecuado de financiación y sostenimiento de los servicios y prestaciones sociales. Respecto a la estructura ha de profundizarse en el reconocimiento de las singularidades diferenciales de los territorios, sin poner en entredicho los principios de igualdad y solidaridad entre las diferentes Comunidades Autónomas; se debería reformar el Senado para convertirlo en una verdadera cámara territorial; e igualmente se debería constitucionalizar la participación autonómica en las decisiones e instituciones del Estado, así como los elementos esenciales del modelo de financiación autonómica.
Pregunta: Un constitucionalista crítico como el Prof. Javier Pérez Royo opina que la legitimidad de nuestra constitución, aprobada en su día también en Cataluña, quedó dañada al enmendar el Tribunal Constitucional la reforma del estatuto catalán de 2006, después de ser aprobada en referéndum en esa comunidad. Y que ahora es inevitable que los catalanes voten en referéndum cómo quieren organizarse con España. ¿Cuál es su opinión?
Respuesta: No comparto su visión, aunque considero que en relación a Cataluña debería incorporarse en la Constitución una Disposición Adicional específica en la que se abordaran cuestiones identitarias, competenciales y de relación con el Estado. Esto permitiría reconocer la singularidad de Cataluña sin necesidad de modificar el artículo 2 de la Constitución siempre que estos tratamientos diferenciados puedan sustentarse en justificaciones objetivas. No obstante, cualquier solución aceptable para Cataluña debe serlo para el resto de Comunidades, a partir del reconocimiento por todos de la diversidad de España y de la igualdad de derechos entre los ciudadanos de los diferentes territorios.
Pregunta: En un partido de fútbol compiten dos equipos. ¿Cuál es el equipo al que se enfrenta el equipo constitucionalista, si lo hay, o es el constitucionalismo su propio enemigo?
Respuesta: Si observamos los importantes retos que la Humanidad ha de afrontar en este siglo, se aprecia la necesidad de encontrar una respuesta contundente desde el Constitucionalismo: me refiero a la lucha contra las desigualdades de todo tipo existentes, la necesidad de una respuesta constitucional a los retos alimentarios, energéticos y medioambientales, la regulación de la revolución tecnológica, la adopción de medidas constitucionales frente a las nuevas formas de ataques a la libertad y a la seguridad humana, etc. Ante todo esto, el Constitucionalismo ha de dar un paso al frente, y seguir siendo útil para mejorar la vida de los herederos de este Mundo, seres humanos que también se merecen la esperanza del futuro.