En Argentina, no hay familia más representativa de la casta política que la de Menem
Por estos tiempos que corren en la Argentina, donde hasta el arte se asemeja a la década de los años 90 del siglo pasado, circulan y cotizan cualquier anécdota o fotografía que reviva al único presidente peronista neoliberal que hubo en la historia del país de Perón, Gardel y Maradona.
Según narró la hija del ex presidente, una vez, el actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem, hijo de Eduardo hermano de Carlos, lo presentó al joven Javier Milei. La anécdota indica que fue en el 2020, semanas antes de que se decretara la pandemia.
Tras la reunión, el ex presidente Menem le dijo a sus allegados: “Martín vino con un amigo que mostró condiciones para la política, le dije que se largue nomás, que puede ser Presidente. El chango —por Milei— es más menemista que todos ustedes.”
Cuando Milei se enteró de lo dicho por el ex presidente Menem empezó a deambular por todos los programas televisivos que pudiera meter un bocadillo, y en sus apariciones públicas ocupaba su tiempo en elogiar la gestión menemista. Cuando algún amigo lo reprochaba por embanderarse con Menem, Milei argumentaba que la mayoría de la sociedad argentina era menemista, y se refería a que el ex presidente de origen riojano nunca había perdido una elección.
Desde su punto de vista económico y con una formación académica bastante modesta, basada en un enciclopedismo básico celebró siempre el Plan de Convertibilidad aplicado por el ministro de Menem, Domingo Cavallo, un contador público de origen cordobés que llegó al gabinete presidencial de aquellos tiempos avalado por una poderosa fundación empresarial denominada Mediterránea con asiento en la ciudad de Córdoba.
Al actual mandatario, aquellas ideas de los años noventa le da seguridad y se mueve como pez en el agua: dolarizar, alineamiento irrestricto con Estados Unidos, pero con una salvedad, Milei incorporó a su gestión el elemento religioso, -su judaísmo- es lo único que lo diferencia de aquellos años 90.
Las lágrimas que derramó días atrás al inaugurar un nuevo monumento a Carlos Menem fueron las mismas que derramara al nombrar a numerosos ex funcionarios menemistas en su gabinete olvidándose de su pregón de lucha contra la casta política.
En Argentina, no hay familia más representativa de la casta política, que han estado siempre en los gobiernos democráticos, que la familia Menem. Con Milei, la casta goza de buena salud.