La memoria, como el amor, igual que las ideologías, tienen como norma suprema las ventajas. De ahí que, a la hora de recordar, la memoria propia seleccione lo conveniente para resaltarlo, y oculte, “por falto de consistencia” lo que consideran no interesa. La asepsia es contraria a la pasión y los españoles, por apasionados, sólo defendemos las victorias cuando son ‘los nuestros’ quienes ganan.
Ni siquiera hemos llegado al acuerdo común de que la guerra civil del 36 fue un desbarajuste de intereses, una ruindad de comportamientos extraídos de una república permisiva, injusta y descaradamente anticlerical. Siempre he pensado, y más de una vez he escrito, que aquella sangre fue un despropósito entre hermanos y únicamente cabe el olvido y el perdón.
Pero tuvimos la mala suerte de que nos vino un presidente de Gobierno con su abuelo muerto en la contienda ‘por los otros’. Y comenzaron a florecer los rencores fraternales de un tiempo pasado para que no se valorasen los errores de su gobierno en el presente.
124 mártires de la república aquella van a ser beatificados… En Veraluz se ofrecerá una misa por los que nunca podrán serlo.