Apagar el ruido del mundo y reencontrarse con uno mismo. Ese es, según la consultora espiritual Sandra Pinal —también conocida como L’akaiye Oro—, el poder de la meditación. En tiempos de hiperconexión y ansiedad cotidiana, detenerse a respirar con conciencia puede marcar la diferencia entre el caos mental y el equilibrio emocional.
“La meditación no es solo cerrar los ojos; es abrir el corazón y silenciar la mente para escucharnos de verdad”, explica la especialista, quien destaca esta práctica como una vía efectiva para reducir el estrés, calmar la ansiedad y cultivar una vida más consciente.
Vivimos inmersos en un vaivén constante de estímulos: mensajes, notificaciones, urgencias laborales y preocupaciones personales. En este contexto, según Pinal, es difícil —pero vital— encontrar momentos de silencio. “Aun cuando queremos dedicarnos tiempo, nuestras mentes están repletas de ruido. Por eso la meditación es más necesaria que nunca”, afirma.
Sandra distingue dos formas esenciales de meditar, según una información de Juan Carlos para Excelsior.
La especialista recomienda empezar con ejercicios simples de respiración consciente: “Inhalen profundamente, sostengan, exhalen en cuatro tiempos. Luego tres, luego dos. Y bajen el interruptor del ruido externo”, dice. Este gesto tan sencillo es, para ella, un acto revolucionario de autocuidado.
Lejos de ser una moda pasajera, la meditación se revela como una herramienta transformadora, accesible y profundamente humana. Desde casa, en un centro especializado o al aire libre, lo importante es darse el permiso de parar, respirar y habitar el presente.
“La paz no está en otro lugar, está dentro de nosotros”, concluye Sandra. Solo hace falta cerrar los ojos… y buscarla.