En la retaguardia, tanto Conte del M5E como Letta del PD lucharían por un reñido segundo puesto
El próximo 25 de septiembre tendrán lugar los comicios electorales anticipados en Italia, después de que el primer ministro, Mario Draghi, presentara su dimisión por duplicado el pasado mes de julio. El ‘premier’ se limitó entonces a cumplir con la promesa que selló años atrás, cuando dejó claro que no gobernaría sin el apoyo de su principal socio parlamentario, el Movimiento 5 Estrellas (M5E).
Ahora, a pesar de la aparatosa marcha de su líder, la población italiana aún conserva la confianza en Draghi y en su acertada gestión monetaria fruto de su dilatada estancia en el Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, el primer ministro saliente no presentará candidatura, lo que obliga a los italianos a desviar la mirada hacia otras figuras.
La primera de ellas es la que los sondeos auguran como la gran favorita para colgarse la corona de laurel, la política de extrema derecha, Giorgia Meloni. Su partido, Fratelli d’Italia, abraza sin reparo los antiguos valores defendidos por Mussolini: Dios, patria y familia. Aunque heredera del dictador, Meloni reivindica la importancia del feminismo y abandera el orden familiar en contraposición a los “lobbies” LGTBI.
Los expertos aplauden la estriega camaleónica de Meloni para saber adaptarse a las circunstancias electorales. La agitación, otrora necesaria para hacerse oír sobre el resto de formaciones, ha dejado paso en su programa a la moderación que a todas luces le permitirá granjearse un buen puñado de votos. La presidenta de Fratelli se empeña e reiterar que la suya es una formación de “centro derecha”.
Sus postulados han calado hondo en la mayoría de italianos, que admiran su “fuerza” para escalar hasta la cúspide de las encuestas y alaban el hecho de que “una mujer haya llegado tan lejos en la política”, pero lamentan que su mentalidad no sea “más abierta o más actual”.
Sea como fuere, todo apunta a que Fratelli d’Italia absorberá sin paliativos a los antiguos votantes de Silvio Berlusconi y Matteo Salvini, que se verán casi con total seguridad obligados a adscribirse a una hipotética coalición dirigida por Meloni si aspiran a ostentar algún cargo en el nuevo Ejecutivo.
Por un lado, la experiencia siempre ha jugado a favor de Berlusconi (Forza Italia). Presente en el Consejo de Ministros desde hace más de dos décadas, el fundador de Mediaset sabe lo que es moverse en la escena política. Además, su meteórica carrera como empresario de éxito le garantiza un dominio casi absoluto de los medios de comunicación estatales.
Sin embargo, le ocurre lo mismo que a Salvini. El desgaste público, fruto de promesas vacías y proyectos demasiado ambiciosos para llevarlos a cabo terminó cavando su propia tumba pese a unos nada desdeñables números iniciales. Tanto el magnate como el presidente de la Liga tan solo podrían aspirar a la cartera del Ministerio del Interior o bien a algún cargo de relevancia en el Senado.
Por otro lado se encuentra el Partido Democrático (PD), comandado por Enrico Letta, de centroizquierda y cuya estrategia en la campaña electoral ha pasado por la descalificación de la derecha. El PD sabe que, ante la irrupción de Meloni, sus opciones son más bien escasas, más aún considerando que el escrutinio suele favorecer la formación de coaliciones y los de Letta continúan todavía, a falta de cuatro días para el día señalado, sin compañero de viaje.
Finalmente, el M5E de Giuseppe Conte también ha visto mermada la confianza de sus votantes habituales después de la dimisión de Draghi. Esta hinca sus raíces en las luchas internas que mantuvieron el entonces líder Luigi Di Maio, y Conte, su actual sustituto. Maio abandonó la formación de la peor manera y, después de amagar tímidamente con emprender una carrera en solitario con su propio partido, decidió sumarse a las filas del PD de Letta.
Conte ya ha asegurado a la prensa que bajo ningún concepto pactará con el PD, quienes por otro lado fueron sus antiguos socios de gobierno. El presidente del M5E se muestra optimista sobre su política energética y cree que obtendrá un buen resultado sin la necesidad de recurrir al abrigo de la coalición de derechas.