Hoy: 22 de noviembre de 2024
Un estudio revela que los simios reconocen fotos de compañeros de grupo que no han visto en más de 25 años. Además, demuestra que responden con más entusiasmo a las imágenes de sus amigos, según la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
“Esto sugiere que se trata de algo más que familiaridad, que están siguiendo aspectos de la calidad de estas relaciones sociales”, asegura uno de los autores del estudio, Christopher Krupenye. Este profesor adjunto de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore estudia la cognición animal.
Con este hallazgo, el trabajo demuestra la memoria social más duradera jamás documentada fuera de los humanos. Y destaca cómo la cultura humana evolucionó a partir de los ancestros comunes que compartimos con los simios, nuestros parientes más cercanos.
La autora principal de la investigación, Laura Lewis, es antropóloga biológica y psicóloga comparativa de la Universidad de California. Afirma que “tendemos a pensar que los grandes simios son muy diferentes de nosotros, pero en realidad hemos visto que estos animales poseen mecanismos cognitivos muy similares a los nuestros, incluida la memoria. Y creo que eso es lo emocionante de este estudio”.
Los responsables del estudio se inspiraron en sus propias experiencias con simios para investigar cuánto tiempo recuerdan estos primates a sus semejantes. Tenían la sensación de que los animales los reconocían, incluso si llevaban mucho tiempo fuera.
“Tienes la impresión de que responden como si te reconocieran y que para ellos eres realmente diferente del huésped medio del zoo”, señala Krupenye. “Les emociona volver a verte. Nuestro objetivo con este estudio era comprobar empíricamente si es así. ¿Tienen realmente una memoria duradera robusta para los compañeros sociales familiares?”, detalla.
El equipo trabajó con chimpancés y bonobos en el zoo de Edimburgo (Escocia), el zoo de Planckendael (Bélgica) y el santuario de Kumamoto (Japón). Los investigadores recogieron fotografías de simios que habían abandonado los zoológicos o habían muerto, individuos que los participantes no habían visto desde hacía al menos nueve meses y, en algunos casos, hasta 26 años.
Los investigadores también estudiaron las relaciones que cada participante mantenía con sus antiguos compañeros de grupo. Por ejemplo, si había habido interacciones positivas o negativas entre ellos.
Para animar a los simios a participar en el experimento, les ofrecieron zumo. Mientras lo bebían, les mostraron dos fotografías, una junto a otra: congéneres suyos conocidos y desconocidos. Los investigadores utilizaron un dispositivo de seguimiento ocular no invasivo y midieron dónde miraban y durante cuánto tiempo.
Mediante este método, comprobaron que los simios miraron durante mucho más tiempo a sus antiguos compañeros de grupo. Independientemente del tiempo que hubieran estado separados. Y observaban durante más tiempo a sus antiguos amigos, con los que habían tenido interacciones más positivas.
Un caso que generó sorpresa en el experimento fue el de Louise. Esta bonobo llevaba más de 26 años sin ver a su hermana Loretta ni a su sobrino Erin. Hacia ellos mostró un sesgo de mirada muy robusto a lo largo de ocho ensayos.
Con este y otros ejemplos, los resultados sugieren que la memoria social de los grandes simios puede durar más de 26 años. Y, por tanto, es comparable a la de los humanos, que empieza a decaer a los 15 años, pero puede persistir hasta 48 después de la separación.
Es posible que una memoria social tan duradera en humanos y en nuestros parientes más cercanos existiera hace millones de años en nuestros antepasados comunes.
Probablemente, esta memoria sentó las bases de la evolución de la cultura humana y permitiera la aparición de formas de interacción exclusivamente humanas. Como el comercio intergrupal, en el que las relaciones se mantienen durante muchos años de separación.
“Este patrón de relaciones sociales que determinan la memoria a largo plazo en chimpancés y bonobos es similar al que observamos en los seres humanos. Nuestras propias relaciones sociales también parecen determinar nuestra memoria a largo plazo de los individuos”, afirma Lewis.
Por otra parte, el estudio también plantea la duda de si los simios echan de menos a individuos con los que ya no están, especialmente a sus amigos y familiares.
“La idea de que recuerdan a los demás y, por tanto, pueden echar de menos a esas personas es un mecanismo cognitivo muy potente y algo que se ha considerado exclusivamente humano”, indica Lewis. “Nuestro estudio no determina que lo hagan, pero plantea interrogantes sobre la posibilidad de que tengan la capacidad de hacerlo”, añade.
“Este trabajo muestra claramente lo fundamentales y duraderas que son estas relaciones. La interrupción de estas relaciones puede ser muy perjudicial”, advierte Krupenye.
Aparte de estas cuestiones, los autores del estudio quieren averiguar si estos recuerdos sociales duraderos son exclusivos de los grandes simios dentro de los primates. También están interesados en conocer hasta qué punto es potente su memoria y si poseen recuerdos duraderos tanto de experiencias como de individuos.