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Los olvidos

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Un anciano en Barcelona. | Fuente: Europa Press

Fue mi maestro en clase y en la lectura de sus libros. Llegaba apasionadamente a compartir el fruto de sus descubrimientos, entre las dinámicas de una sangre rebelada y la urgencia de que los demás disfrutásemos del hallazgo que, en los místicos, él había sabido encontrar…

Ahora tiene Alzheimer. Le visité en el lugar de su reposo y buscó la forma de reconocerme sin resultados. Le pregunté:

-¿Qué fue de tus hermosos libros?

-Ah, no sé, estarán por ahí…

Le tomé la mano y seguí aprendiendo.

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