Los NO-Derechos de los presos en España. Cap. 5. Principio modular. Art. 19 LOGP

Estamos volviendo a la sobrepoblación carcelaria que había después de la promulgación del “nuevo” Código Penal de 1995

“Educar a los niños y no será necesario castigar a los hombres.”

—Pitágoras—

El principio modular viene recogido en el artículo 19 de la LOGP y dice así:

Artículo diecinueve.

Uno. Todos los internos se alojarán en celdas individuales. En caso de insuficiencia temporal de alojamiento o por indicación del médico o de los equipos de observación y tratamiento, se podrá recurrir a dependencias colectivas. En estos casos, los internos serán seleccionados adecuadamente.

Dos. Tanto las dependencias destinadas al alojamiento nocturno de los recluidos como aquellas en que se desarrolle la vida en común deberán satisfacer las necesidades de la higiene y estar acondicionadas de manera que el volumen de espacio, ventilación, agua, alumbrado y calefacción se ajuste a las condiciones climáticas de la localidad.

Tres. Por razones de higiene se exigirá un cuidadoso aseo personal. A tal fin, la administración facilitará gratuitamente a los internos los servicios y artículos de aseo diario necesarios.

Éste no es un principio nuevo. Desde que la cárcel existe, se ha seguido al pie de la letra como un requisito del castigo y de la reeducación. Soledad y lectura de las Sagradas Escrituras. Y en algunos casos y épocas, silencio total. Desde que Bectham diseñó su “panóptico” ese principio se respeta en todo el mundo. Excepto en España.

Entre los políticos que tenemos, una pandilla de subnormales, (lo que nos merecemos) que no son capaces de llevar a cabo políticas de larga duración como puede ser las que regulan la educación o las políticas criminales, ya que legislan tan solo para captar votos y ser reelegidos, y nuestros funcionarios de prisiones anclados en el siglo XIX, cuando las cárceles eran conventos y cuarteles reutilizados para infligir el castigo, nadie se ha preocupado de que si quieres una política penal dura, debes acomodar las plazas “hoteleras” a esa política, y no dejar que las cárceles se saturen, con los consiguientes problemas que eso conlleva.

Las nuevas cárceles que tenemos en nuestro país están diseñadas bajo ese principio, aunque se colocan dos camastros en cada una, ya que a menudo hay internos enfermos que necesitan ser cuidados o atendidos por otro interno, o alguno tienen la idea de quitarse del medio por el viejo método de beberse un litro de lejía o colgarse de la litera de arriba, y se le coloca a un “PPS”, esto es un interno de apoyo del sistema de prevención de suicidios.

Pero lo cierto es que estamos volviendo a la sobrepoblación carcelaria que había después de la promulgación del “nuevo” Código Penal de 1995. A lo que hay que añadir la falta de funcionarios de prisiones, tanto destinados a régimen, algo menos, como los destinados a tratamiento, los que más. Faltan educadores, psicólogos, trabajadores sociales y juristas. Faltan medios para que las organizaciones que trabajan codo con codo con Instituciones Penitenciarias puedan dar abasto con el trabajo que tienen.

Y lo más importante. Falta una concienciación general de que los presos también son personas, también tienen derechos y que esos derechos hay que respetarlos. Por supuesto que están presos porque han violado la ley y no somos hermanitas de la caridad. Pero castigar no conlleva humillar. Los castigos humillantes, como las marcas con el hierro, el paseo con el capirote o la exposición pública e el cepo, se abolieron hace ya muchos años.

Los presos estamos privados de libertad. ¡punto! El resto de los derechos hay que respetarlos. Y la ley hay que cumplirla. Porque estamos privados de libertad precisamente para que aprendamos a respetar la ley. Y ¿Quién nos va enseñar a respetar la ley? ¿Los funcionarios de prisiones, que día sí, día también la están violando? ¿Los políticos que tenemos hoy en día? ¿La sociedad, a la que le importamos una mierda?

Después se quejan de la reincidencia, de que de la cárcel se sale con mucha facilidad, que vivimos como marqueses, etc. Etc. Castigar no consiste en imponer la pena y olvidarse. Castigar conlleva un trabajo y unas molestias muy grandes. En caso contrario quien está violando la ley sois vosotros, todos los que estáis ahí afuera.

Dos ejemplos para terminar. Estremera y su módulo de FIES-4. Desde que se inauguró la cárcel allá por el 2011, el módulo Poli-4 sirvió de alojamiento para los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad que cumplían pena de prisión. Un módulo de 36 celdas. 4 de ellas, las más exteriores estaban clausuradas “por seguridad” decían. Y otras 6 estaban vacías para “aislamiento”. En total 26 celdas. La media de internos era de 50. Siempre “doblados”.

Hasta el año 2022, creo recordar, cuando nos trasladaron al Módulo 10, un módulo de 72 celdas. Habiendo cerrado los módulos FIES-4 de Logroño y de Castellón, la población ha subido a más de esos 72 presos. ¿Falta de previsión? ¡No! Falta de interés, falta de ganas, desidia, dejadez e inutilidad.

El segundo ejemplo es la cárcel de Martutene, en Donostia-San Sebastián. Una cárcel prevista para unos 150 presos. Hoy tiene más de 300 inquilinos. Celdas de a 4, los patios abarrotados, dos turnos para comer, y los funcionarios en prácticas.

Desde que en el año 2021 el Gobierno Vasco asumió las competencias en la gestión de las cárceles, se comenzó a construir la prisión de Zubieta, justo por encima de la ciudad deportiva de la Real Sociedad. Hoy en día todavía no está inaugurada. Pero el proyecto es del año 2010. Lo único que les interesa a los políticos es la foto y ganar votos para seguir en la poltrona. El resto no les importa en absoluto.

Si la ley establece el principio modular, respétenlo. Si la ley establece que los presos tienen derecho a comunicarse con sus familiares y amigos, respétenlo. Si la ley dice que los presos tienen derecho a que se respete su intimidad y su dignidad, respétenlo.

En caso contrario, luego no se quejen si volvemos a las andadas cuando salgamos.

Alfonso Pazos Fernández.