Claves para entender la radicalización ultraderechista de los conservadores de EE UU

27 de mayo de 2025
4 minutos de lectura
Los Maga. | EP

Es importante que se valore que el extremismo libertario Make America Great Again (MAGA) ni es de reciente creación ni se limita a la figura de Trump

Como la canción de Mecano que invoca un amor parecido a un cuadro de bifrontismo, que solo da una faz, el asunto del extremismo libertario Make America Great Again (MAGA), racista y supremacista cultural, que controla el poder en Estados Unidos, es también como un cuadro de Georges Braque que ofrece varios frentes de la realidad. Siempre será de utilidad ofrecer una mirada global que ayude a tratar de entender tal acertijo visual.

De inicio es importante que se valore que el tema MAGA ni es de reciente creación ni se limita a la figura de Trump. También es de justicia recordar que la simpatía y afiliación al Partido Republicano tradicional no siempre fue, como hoy, sinónimo de ser MAGA. De hecho, el Partido Republicano tradicional ha sido una de las grandes víctimas de los MAGA.

Como bien ha explicado John Ganz (‘When the clock broke’, Farrar, Strauss and Giroux, 2024), la radicalización ultraderechista de los conservadores de Estados Unidos, es un proceso cuyo inicio se remonta, al menos, a la década del 90 del siglo pasado, cuando el resultado del gobierno Reagan, aunque creó mucha riqueza, dejó más pobre a la clase trabajadora blanca.

La vuelta a la tradición

Esa especie de traición, generó giros más hacia la derecha, incluyendo ideas religiosas. La solución blanca radicalizada se veía en la vuelta a la tradición y en una lectura simplificada y excluyente de lo que ellos llaman los “valores americanos”. Creyeron haber perdido la “pureza” del país y fueron surgiendo sectas restauradoras dentro y fuera del Partido Republicano.

El caso Pat Buchanan es un buen ejemplo. En 1992 Buchanan retó en las primarias al candidato del ‘establishment’ republicano, el presidente George H.W. Bush. El discurso de Buchanan colocaba a Bush como un hombre débil frente al Congreso.

Buchanan se ofrecía como un republicano más radical y duro, con un plan dramático y como un líder que iba realmente a pelear contra los políticos tradicionales de Washington, para rebajar impuestos, congelar gastos federales y devolver a Estados Unidos miles de empleos industriales porque, según decía, Estados Unidos estaba perdiendo la batalla industrial frente a los japoneses en áreas como autos, TV, reproductoras de video casero, radios, supercomputadoras y otras tecnologías.

No era pura coincidencia

Cualquier parecido con el discurso de Trump no es pura coincidencia. Quiten Japón y pongan China y la similitud es grande. Y si quieren sentirse más en ambiente, recordemos el lema de la campaña de Buchanan: “Make America first again».

Buchanan perdió frente a Bush y éste frente a Clinton en 1992, pero el discurso radical del primero, todavía minoritario, siguió creciendo en los años siguientes.

Con Clinton se fortalece el libre comercio y el impacto global de Internet. Estados Unidos apostó porque ellos dominarían los mercados con aranceles bajos y la guerra de información en la red. Luego de frenar a Japón, Estados Unidos fue sorprendido por China y los tigres del sudeste asiático. Estados Unidos perdió la apuesta: los empleos industriales no volvieron.

Visión económica

En 2008 vino la crisis financiera, cuyo manejo generó gran resentimiento contra Wall Street, contra el poder de Washington y contra el concepto mismo de Gobierno. En 2009 se lanza el primer Bitcoin y la anarquía digital anti Estado se pone de moda.

Los rebeldes digitales quieren un mercado sin controles estatales, rechazan la existencia misma del Gobierno. Buscan cero impuestos. Su discurso y acción, hace causa común con el individualismo radical de ultra derecha, que ya venía caminando desde años anteriores de la mano de Pat Buchanan, el Tea Party y Newt Gingrich.

En 2008 los radicales racistas, libertarios y supremacistas culturales, reciben un golpe de realidad devastador: Barack Obama gana la presidencia. Inaudito: un presidente negro, con discurso progresista, de padre africano y con nombre musulmán. Todo lo contrario a los “valores americanos”, tal como los radicales blancos los entienden.

Entraron en desesperación. Se convencieron de que el sistema necesitaba una terapia de “shock” para volver a una supuesta época dorada ya pasada.

Como héroes de Marvel

Como héroes de Marvel, los MAGA salieron al rescate, para enfrentarse a los “enemigos internos”, para tratar de revivir el pasado maravilloso que está en su mente. Ese mundo blanco de gente ‘decente’ de ojos azules, tan bien idealizado en series clásicas de TV como ‘I Dream of Jeannie’ y ‘The Waltons’.

Si alguien les trató de explicar que la Historia no es Hollywood y que tampoco las sociedades son estáticas, lo ignoraron olímpicamente. En oposición a los dos periodos de Obama, se fue juntando la radicalización MAGA que venía acumulada de mucho tiempo atrás.

Esa radicalización hunde sus raíces en lo profundo de otros extremismos ya viejos: la visión excluyente calvinista de “pueblo elegido”; el Ku Klux Klan; el supremacismo blanco; el macartismo que calificaba como “comunista” cualquier cosa que no entendía; el individualismo rampante; el odio al Estado de Bienestar y el imperialismo.

Con la ayuda de Putin

De forma un poco aparatosa, desorganizada y quizás con la ayuda de Putin y sus “hackers”, el movimiento MAGA coloca a Trump en la presidencia en 2016. Luego del interregno de Biden, los MAGA están de vuelta desde el año pasado, organizados e implacables. Hoy son dueños absolutos del Partido Republicano, luego de haber eliminado cualquier disidencia.

Obviamente, no todo simpatizante de los MAGA está plenamente alineado con todo el paquete. Muchos viven ilusionados con discursos paralelos. Pero los que controlan el asunto lo tienen todo muy claro.

Tal es el caso del lobby de la Heritage Foundation, “Think Tank” ultra radical, que fueron los creadores del culturalmente supremacista “Project 2025”, que está en plena ejecución en el gobierno Trump, con una de sus promesas insignias ya cumplidas: la eliminación del Ministerio de Educación Federal.

Se trata del mismo tipo de ideólogos que han desatado la guerra contra el conocimiento científico en las universidades americanas, para someter todo al “pensamiento único” MAGA, tal como fue en la Alemania Nazi; y tal como funciona, hoy en día, en la Rusia de Putin; en la Venezuela de Maduro, en la autocracia de Xi Jinping; y en El Salvador de Bukele; por mencionar solo unos casos.

7 Comments Responder

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

La única alternativa de Europa

JOSCHKA FISCHER…
Amigos en una terraza disfrutando de relaciones personales

Pinceladas de amistad

Su presencia fue mi consuelo, mi apoyo y mi fortaleza. En sus ojos encontré comprensión y en sus palabras, calma…

El declive del liderazgo femenino: una alarma que no podemos silenciar

ISMAEL CALA…

Adultos mayores golpeados… y sin justicia

JUAN JOSÉ SAGARDÍA…