Armonía y valores en la familia

9 de julio de 2025
3 minutos de lectura
Armonía y valores en familia, Fernando Ojeda / Fuente: Diario de Yucatán

FERNANDO OJEDA

No dejamos de escuchar noticias negativas en cuanto a las guerras, violencia, criminalidad y suicidios, todo esto inquieta en forma constante a cada uno de nosotros que estamos acostumbrados a vivir con tranquilidad y dedicados a nuestra familia, trabajo, actividades sociales y servicios a la comunidad, sin embargo, tenemos ciertas reservas en nuestra seguridad cotidiana ante eventos fuera de control.

En este mundo actual marcado por el ruido, el estrés, las crisis ambientales y gran polarización social, la paz y la armonía pueden parecer utopías lejanas. A pesar de todo esto estoy seguro de que muchas personas y familias alrededor del mundo han decidido nadar contra la corriente, no con grandes discursos ni posiciones, sino con decisiones continuas guiadas por valores humanos esenciales. Esta es la historia de un movimiento silencioso, pero poderoso: el de quienes eligen vivir con conciencia, compasión y responsabilidad.

La familia, sea cual sea su forma, es el primer espacio donde se aprenden o se desaprenden los valores. Expertos en desarrollo humano coinciden: si en el hogar se cultivan el respeto, la honestidad, el diálogo y la empatía, es más probable que los niños crezcan como ciudadanos comprometidos con el bienestar y la paz.

En un hogar en armonía no se impone la autoridad, se dialoga. No se grita, se escucha. No se castiga sin comprender, se guía. Esta forma cultural de valores puede parecer insignificante, pero se convierte en una base sólida para sociedades más justas y respetuosas.

He conocido familias que no están en contacto con el internet y las famosas redes sociales, tienen una pequeña granja en que producen gran parte de sus propios alimentos, se unen a una comunidad y dan su tiempo para el bienestar de su prójimo, los domingos cumplen con sus deberes religiosos, pero quizás lo más importante es que dedican el mayor tiempo a platicar con sus hijos, enseñarles sus valores humanos y los han encaminado en una forma increíble a participar en campañas ambientales y sociales.

Por todo esto aprenden que no es precisamente el dinero lo que les da la felicidad, no necesitan más que desarrollar sus labores con tranquilidad y armonía.

Parece increíble ¿verdad?, pero cierto, hay muchas familias en esta posición.

Con grandes y honrosas excepciones, me duele ver personas ricas que tienen familias disfuncionales y en sus empresas en vez de procurar el bienestar de sus colaboradores, con toda frialdad retiran prestaciones, buscan ahorros en los centavos, procuran más la riqueza que el bienestar, dicen colaborar con la comunidad obteniendo registros y diplomas, pero la aplicación de sus valores humanos solo se encuentra en papel y en bellos letreros alusivos. Estas posiciones forman el estrés y encaminan a las familias a posiciones negativas.

Todos, como sencillos seres humanos, debemos enseñar a nuestros hijos y nietos a respetar a toda persona de la comunidad, incluyendo menores y mayores, cuidar a nuestro planeta con sus recursos naturales, tierra, agua, oxígeno, animales, alejarse de la drogadicción, todo esto citado en forma enunciativa, es más importante que tener celulares último modelo y perderse en las redes sociales, comprarse un auto eléctrico o tener la casa más lujosa.

Vivir con valores no se trata de ser perfecto, sino hacer acciones diarias en forma más consiente, como, por ejemplo, dialogar antes de ser impulsivo, siempre optar por la verdad, aunque a veces nos incomode, para poder construir la paz en el exterior, construyamos la de nuestro interior. No se trata de ser beatificados o canonizados como santos, sino de ser humanos con sentidos.

No hay duda de que tenemos un gran desafío, pero veamos que ahora los niños y jóvenes están supremamente expuestos a una gran comunicación que contradicen en forma extrema sus valores más esenciales, viven violencia, sexo, consumo de bebidas alcohólicas o drogas en forma excesiva, no hay empatía.

En los propios hogares hay grandes eventos disfuncionales, padres contra hijos y viceversa. Esto nos lleva a darnos cuenta de que los medios tienen dos grandes responsabilidades: reforzar el vacío y sembrar esperanza.

Grandes personajes lo dicen y tienen toda la razón:

“Quizá no podemos cambiar el mundo entero. Pero sí podemos cambiar nuestro modo de habitarlo. Y cuando una familia decide vivir con valores, ya ha comenzado a cambiar el mundo desde su rincón”

— Mérida, Yucatán

Por su interés, reproducimos ente artículo de Fernando Ojeda Llanes, publicado en el Diario de Yucatán

Armonía y valores en la familia – Diario de Yucatán

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