Supongo que la vicepresidenta segunda en funciones tendrá ya su cohete preparado, porque ella se encuentra entre los ricos de esta España que, con tanta ilusión, está contribuyendo a empobrecer.
Esta señora entiende de todo, hasta de cohetes y, supongo que con la ayuda de Hacienda, ya ha señalado a los millonarios que tienen las naves preparadas a la puerta de sus mansiones para cuando haya que escapar, que será pronto, si la señora vicepresidenta en funciones sigue cogobernando.
De momento a ella le envían para que dé besos a todo el mundo mientras masajea con tino las espaldas a acalambradas de los que visita. Aunque en sus besos, como la doña Rogelia de Maricarmen, llega antes la nariz que los labios a las mejillas de los que tienen la suerte de sentirla emocionada.
Sin que esté yo en condiciones de señalar a nadie, medito con pesar la multitud de embobados escuchando a esta señora que tiene en su horizonte cercano las evidentes garantías de un fracaso.