En la atmósfera hay “mucha más energía” y la pero la posibilidad de que un vuelo se encuentre con estas zonas va a ir a más
El extraño suceso ocurrido en un vuelo entre Londres y Singapur en el que ha muerto una persona y han resultado heridas decenas de pasajeros será frecuente en los próximos años.
Investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) participan en un equipo internacional para analizar la turbulencia, un fenómeno “muy difícil de prevenir” y que, según han advertido, tras el incidente provocado por esta circunstancia en un vuelo Londres-Singapur, que se ha saldado con una víctima mortal, en los próximos años aumentará “como mínimo un 50%”.
De esta manera lo ha manifestado, en declaraciones a Europa Press, el profesor de ingeniería aeroespacial de la UPV e investigador del Instituto Universitario de Matemática Pura y Aplicada (IUMPA), Sergio Hoyas. La UPV forma parte del grupo de científicos de las universidades de Edimburgo y Melbourne, liderado por Ricardo Vinuesa, del Instituto Flow del Royal Institute of Technology (KTH). El objetivo es comprender la turbulencia, mediante inteligencia artificial, para poder controlarla.
Pequeños remolinos de aire poco estable
En este contexto, preguntado tras lo ocurrido en el vuelo Londres-Singapur, Hoyas ha asegurado que circunstancias como estas son “muy complicadas de predecir”, pese a que los aviones están equipados con un radar meteorológico que evita este tipo de accidentes.
Asimismo, ha advertido de que las turbulencias se han podido producir por “pequeños remolinos de aire poco estable” que hayan causado “grandes vibraciones” en el avión. No obstante, ha defendido que las aeronaves “no se van a estrellar, no se van a romper” ante este tipo de fenómenos adversos.
“Va a ir a más”
En cualquier caso, ha avisado de que las turbulencias aumentarán “como mínimo un 50%” en los próximos años, a causa del cambio climático, puesto que, según ha expuesto, en la atmósfera hay “mucha más energía” por esta circunstancia. “Vuelan millones de vuelos al día y nunca pasa nada, pero la posibilidad de que un vuelo se encuentre con estas zonas va a ir a más”, ha precisado Hoyas.
Por ello, ha recomendado a los pasajeros de aviones llevar el cinturón de seguridad “el mayor tiempo posible” ante la probabilidad del aumento de turbulencias, ya que los expertos sostienen que el número de accidentes “graves” por estos fenómenos aumentará, especialmente en el Atlántico Norte.
Fabricar “mejores” alas
En este sentido, el equipo internacional de investigación en el que participa la UPV busca comprender la turbulencia para poder fabricar “mejores” alas para los aviones, así como para reducir el gasto en combustible, mover el flujo de aire o el agua que se vierte por las tuberías.
“La turbulencia es la responsable del 15% del CO2 que se vierte a la atmósfera cada año, por lo que cualquier cosa que podamos hacer será una mejora increíble”, ha indicado Hoyas, al tiempo que ha subrayado que “todo tiene que ver con la turbulencia, hasta cómo llenar un tetabrik”.
Además, el trabajo de este grupo de investigadores incorpora, por primera vez, la inteligencia artificial para crear una red neuronal que ha recopilado el conocimiento de los últimos 40 años en una base de datos con cerca de un ‘terabyte’.