Llevar un estilo de vida saludable puede prevenir la perdida de memoria en personas mayores

8 de diciembre de 2023
2 minutos de lectura
Llevar un estilo de vida saludable previene la perdida de memoria.
Dos ancianos haciendo ejercicios. | Pexels

El grupo investigado, con edades comprendidas entre 70 y 89 años, presentaban al menos dos de los ocho factores de riesgo de demencia

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco y Kaiser Permanente Washington (EEUU) ha arrojado luz sobre la posibilidad de retrasar o prevenir la pérdida de memoria en personas mayores mediante cambios personalizados en su salud y estilo de vida.

La investigación, que contó 172 participantes y que tuvo una duración de dos años, fue publicado en la revista JAMA Internal Medicine. El estudio comparó puntuaciones cognitivas, factores de riesgo y calidad de vida de las personas seleccionadas.

La mitad de los individuos analizados recibió asesoramiento personalizado para mejorar aspectos de su salud y estilo de vida que se asocian con un mayor riesgo de Alzheimer, como la diabetes no controlada y la inactividad física. Este grupo experimentó un modesto aumento en las pruebas cognitivas, con una mejora del 74 % en comparación con los no intervenidos.

Con aumentos de aproximadamente el 145 y el 8 %, respectivamente, las mejoras no se limitaron a las pruebas cognitivas, ya que se observaron avances en las mediciones de factores de riesgo y calidad de vida, según informaron los investigadores.

Kristine Yaffe, la primera autora e investigadora principal del estudio, destacó que esta es la primera intervención personalizada centrada en múltiples áreas de la cognición, basada en el perfil de riesgo y las preferencias del participante. Este estudio, conocido como SMARRT, se distingue de investigaciones anteriores al ofrecer asesoramiento personalizado adaptado a cada participante.

Yaffe asegura que esta perspectiva logró reducir significativamente los factores de riesgo y, es uno de los pocos ensayos que ha demostrado un beneficio en la cognición que probablemente se traduzca en un menor riesgo de demencia.

El grupo investigado, afiliados a Kaiser Permanente Washington, y con edades comprendidas entre 70 y 89 años, presentaban al menos dos de los ocho factores de riesgo de demencia. Los que recibieron la intervención personalizada se reunieron regularmente con enfermeras y asesores de salud, estableciendo objetivos específicos según sus preferencias.

El coinvestigador principal del estudio, Eric B. Larson, comentó que la pandemia no contrarrestó los efectos positivos del ensayo. Y los participantes del grupo de intervención experimentaron menos factores de riesgo incluso durante esos tiempos desafiantes.

Yaffe confía en que el tratamiento futuro del Alzheimer y demencias similares combine reducción de riesgos con fármacos específicos dirigidos a los mecanismos de la enfermedad, siguiendo el modelo de las enfermedades cardiovasculares. Este enfoque, a diferencia de los medicamentos antiamiloides, resulta menos costoso y más accesible.

La pandemia no contrarrestó los efectos positivos del estudio

“Nos sorprendió gratamente que los resultados positivos del ensayo no se vieran contrarrestados por el impacto de la pandemia”, ha indicado Larson, que actualmente es profesor de medicina en la Universidad de Washington.

“Sabemos que el aislamiento provocado por el distanciamiento social se cobró un alto precio en la cognición, la vida social y la salud mental y física de algunos adultos mayores. Pero a los participantes del grupo de intervención les fue mejor cognitivamente y tuvieron menos factores de riesgo después del ensayo, durante la pandemia, que antes”, asegura el investigador.

A diferencia de los medicamentos antiamiloides, los programas de reducción de riesgos no son costosos, ni tienen criterios estrictos de elegibilidad, ni requieren un seguimiento exhaustivo de los efectos secundarios, indica Yaffe, que también está afiliado al Sistema de Salud de VA de San Francisco y al Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF.

“Esperemos que en el futuro el tratamiento del Alzheimer y otras demencias afines sea como el de las enfermedades cardiovasculares, con una combinación de reducción del riesgo y fármacos específicos dirigidos a los mecanismos de la enfermedad”, concluye.

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