En un mundo dominado por pantallas, notificaciones y estímulos constantes, la lectura resiste como un poderoso refugio mental. Más allá del placer que proporciona, leer fortalece el cerebro y actúa como escudo frente al estrés y la dispersión. Así lo aseguran especialistas como el doctor Antonio Donaire, jefe de Neurología en el Hospital CIMA Sanitas de Barcelona, quien subraya que “la lectura estimula la plasticidad cerebral y mejora la agilidad cognitiva, incluso en la edad adulta”.
La lectura no solo activa áreas del lenguaje o la imaginación: también fortalece la red neuronal y previene el deterioro cognitivo. Leer no es solo aprender: es entrenar el cerebro, según una información publicada en Europa Press.
Según datos del Ministerio de Cultura, más de la mitad de la población española se considera lectora habitual. Y en los más jóvenes, los índices son aún mayores: el 86% de los niños de 10 a 14 años lee con frecuencia, una cifra que desmiente mitos sobre una generación supuestamente enganchada solo al móvil.
La lectura también tiene efectos inmediatos en el bienestar. Un estudio de la Universidad de Sussex comprobó que apenas seis minutos de lectura bastan para reducir el estrés hasta en un 68%, superando incluso a técnicas como escuchar música o dar un paseo.
“Frente a la hiperconexión constante, los libros son una herramienta de atención plena”, afirma Silvia Mérida Expósito, psicóloga de Blua Sanitas. “Leer calma, mejora la memoria de trabajo y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés”.
Además, ayuda a gestionar las emociones. Al conectar con los personajes y sus conflictos, los lectores desarrollan una mayor comprensión emocional, algo esencial en un mundo saturado de estímulos, pero carente de pausas.
En vísperas del Día del Libro, los expertos insisten: leer no solo es cultura, también es autocuidado. Un capítulo al día puede ser la mejor medicina para una mente en equilibrio.