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Las rosas, conmovidas

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Se dijeron que estarían toda la vida juntos. En la escalera, bajo los buzones de las cartas, ella le dio un beso inaugurando en ese instante el paraíso.

Blanca la piel, escaso el labio, larga la mano que apartaba las sombras… Nunca tuvo la oportunidad de amar así, de sentir tan jugosamente el daño de la caricia. Alguien, sin embargo, allí mismo le envenenó el porvenir con sueños que no podían cumplirse. El silencio no quiso entonces escuchar más palabras

Azul el lago de los ojos. Azul la blanca dentadura y el pecho azul, tras el azul apetito de sus manos ansiosas. Junto a las cartas azules se alteraban los besos.

…Con los años, fue al sitio a ver si la veía. Y la encontró con un niño en los jardines; las rosas, conmovidas.

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