Las hormonas sexuales también actúan en el cerebro

26 de abril de 2025
2 minutos de lectura
Así se ve un cerebro por la falta de sueño.| Fuente: Medicina y Salud Publica

Durante la vida, el estrógeno influye en distintas etapas del desarrollo cerebral, desde la gestación hasta la menopausia

El estrógeno, tradicionalmente encasillado como la hormona sexual femenina, está siendo revalorizado por la ciencia moderna por su papel esencial en numerosos sistemas del cuerpo humano, en particular el cerebro. “Si nombras un órgano, eso promueve su salud”, señala la neurocientífica Roberta Brinton. Además de sus funciones reproductivas, el estrógeno fortalece huesos, regula el azúcar, mejora la circulación y modula la inflamación, siendo crucial para el sistema nervioso central.

Históricamente, su nombre y definición han limitado su estudio, al asociarlo únicamente con el deseo sexual y la fertilidad. Sin embargo, la evidencia muestra que afecta múltiples sistemas y, en especial, influye en la aparición o agravamiento de enfermedades neurológicas como migrañas o epilepsia. “Existe una gran cantidad de enfermedades neurológicas que pueden verse afectadas por las fluctuaciones de las hormonas sexuales”, advierte el Dr. Hyman Schipper.

Tanto en mujeres como en hombres, el cerebro también produce estrógeno. Está repleto de receptores de esta hormona, como demuestra Lisa Mosconi, quien desarrolló una técnica de imagen cerebral para rastrear estos receptores. “Ni siquiera pudimos encontrar una región completamente vacía”, asegura. Esta distribución subraya su rol directo en la neuroplasticidad, el metabolismo energético y la prevención de daños neuronales.

Durante la vida, el estrógeno influye en distintas etapas del desarrollo cerebral, desde la gestación hasta la menopausia. En mujeres embarazadas, por ejemplo, el estriol —un tipo de estrógeno— ha mostrado ser protector contra enfermedades como la esclerosis múltiple. Rhonda Voskuhl lo demostró en un estudio clínico, destacando su potencial para otras condiciones, como el deterioro cognitivo en la menopausia. “Es un regalo para los científicos”, comentó sobre esta hormona.

La promesa del estrógeno como terapia neuroprotectora ha tenido una historia tensa. Estudios en los años 2000 indicaron un aumento del riesgo de demencia con su uso tardío, pero hoy se sabe que ese riesgo se limita a mujeres que iniciaron la terapia después de los 65 años. “Cada vez hay más evidencia de que existe un período crítico de exposición al estrógeno para obtener beneficios cognitivos”, afirma JoAnn Manson.

La investigación actual se centra en entender cuándo y cómo usar esta hormona para prevenir enfermedades como el Alzheimer. Brinton y Mosconi han descubierto que tras la menopausia, los receptores de estrógeno en el cerebro aumentan, posiblemente en un intento de captar más hormona. Curiosamente, esto se relaciona con peores funciones cognitivas, lo que sugiere que hay mucho por entender antes de intervenir con tratamientos hormonales.

Finalmente, médicos como Schipper y Pavlovic piden integrar estos hallazgos a la práctica clínica neurológica. Casos como las migrañas o la epilepsia vinculadas al ciclo hormonal pueden tratarse más eficazmente si se reconoce el papel del estrógeno. Voskuhl concluye que el verdadero problema es la desconexión entre ginecólogos y neurólogos: “Si hablan entre ellos, las respuestas están ahí”.

*Información de Clarín.

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