Cuando la mentira se viste de rosa termina siendo una Barbie desproporcionada. Los independentistas quieren estar solos para que, a solas, puedan alimentarse de la carne robada, sin dar cuenta de que esa carne no es suya. No han caído en que, cuando un pueblo se desgaja de un todo, ya no puede sustraerle al todo lo que, con el todo, le permitía ser diferente… ¡Qué lío!
Cuando no se quiere con alguien compartir el amor se llega fácilmente al onanismo, que es un yo me lo guiso yo me lo como, muy mal visto por el sentido común y los teólogos.
Eso de las comunidades históricas no deja de ser una estafa social disimulada que señala el desajuste mental de los egoístas. En España no somos todos iguales porque algunos se empeñan en creerse distintos y otros les ríen las gracias. ¡Vaya tropa!