A Rembrandt le gustaba el lujo y el resplandor de la buena vida. Como a cualquiera… que le guste ese estilo de abundancias manifiestas. Cuando pintó esta Ronda de Noche, que tuvo muchos nombres y se exhibe inmenso en el Rijksmuseum de Amsterdam, Rembrandt ya estaba sufriendo el cerco de la melancolía. Se le había muerto Saskia, su mujer amada, que le dio cuatro hijos, todos muertos casi al nacer, menos Titus, que pudo morirse algo más tarde, de tuberculosis, y supuso el clavo de su última decadencia.
Todas estas circunstancias adversas ya venían horadando las ganas de vivir del más lúcido maestro del barroco que dieran los Países Bajos. Había ganado mucho dinero por la pujanza económica de su Patria y porque los personajes pintados por él se ennoblecían. La Ronda de Noche tuvo al principio mala crítica y ese primer reflejo del olvido supuso para Rembrandt la decisión de no pintar más y retirarse con la memoria de las sombras y los grises de su pintura.
…Sólo la Historia enjuiciará la belleza que dejamos, incluso aquella que nació después de la tristeza.