La Asociación Proyecto Hombre ha alertado de la elevada comorbilidad entre las adicciones y los trastornos mentales entre las personas que acuden a tratamiento. Según su Informe 2024, el 75% sufre ansiedad severa y casi la mitad ha tenido pensamientos suicidas, una incidencia aún mayor entre mujeres. Además, un 63 % padece depresión severa, un 58 % problemas emocionales y un 55 % dificultades cognitivas.
La directora de la asociación, Elena Presencio, destacó que quienes presentan esta doble problemática se enfrentan a más sufrimiento psicológico, exclusión social, problemas laborales y menor adherencia al tratamiento. Estas personas requieren un enfoque más personalizado y adaptado a su situación, ya que su estado de salud y vulnerabilidad es mayor.
El informe revela que el 45% de los atendidos muestra conductas violentas, un 27% ha intentado suicidarse y un 21% experimenta alucinaciones. Las mujeres presentan porcentajes más elevados en casi todos los indicadores, especialmente en problemas emocionales (75% frente a 54%), intentos de suicidio (39% frente a 22%) y depresión severa (78% frente a 59%).
Este mayor riesgo en mujeres se atribuye a factores como la crianza de hijos, altos niveles de abusos emocionales y físicos, y mayor carga familiar. Por ello, los expertos insisten en la necesidad de fortalecer los programas de intervención sociofamiliar y prevenir la exposición a entornos de abuso, con un enfoque claro de género.
En cuanto a las sustancias, la cocaína (41,6%) y el alcohol (36,1%) son las más consumidas. El alcohol predomina entre las mujeres (47,6%) y la cocaína entre los hombres (43,9%). El cannabis, aunque menos prevalente, preocupa por su normalización entre jóvenes y su frecuente combinación con otras sustancias.
En el ámbito social, el 63% de los usuarios son solteros, y las mujeres reportan más separaciones y mayores cargas familiares. Además, un 25% no vive en el entorno familiar y el 17% vive solo. A nivel legal, el 5,7% accede al tratamiento por medidas judiciales y un 20,3% tiene causas pendientes, lo que refuerza la necesidad de programas de justicia terapéutica y alternativas al encarcelamiento.