La ministra de Defensa ha defendido, haciendo gala de su oficio, a la Reina doña Sofía en un acto de la UME, festejando a su patrona.
La ministra de Defensa, que abre y cierra la boca como una damisela de guiñol, ha expresado la valentía, fidelidad y presencia en aquellos acontecimientos donde ha sido convocada para realce de las Instituciones.
Afirmo y confirmo, la grandeza de su persona que ha sido Reina de España casi 40 años. Pero la señora ministra de Defensa ha hablado de usted a la soberana sin saber, o acaso con intención, que el tratamiento que le corresponde es el de Su Majestad.
Es indiscutible que Doña Sofía tiene todos los méritos del mundo, por ser hija y madre de reyes y haber sido educada en la disciplina del servicio y la generosidad. Sin embargo, a mi liviano entender, creo que no supo o no pudo inculcar a sus hijos, a la hora de casarse, la alta responsabilidad que les esperaba en la Corona: se es menos libre cuando se ha de ser más responsable. En las bodas reales, mitad corazón y mitad inteligencia. De lo contrario, se deben dejar atrás los privilegios.
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