Cuando me propusieron dirigir una revista de pensamiento, el cesante responsable me animó para que aceptase ya que, “después de muchos años, se descolgarán tus palabras en alguna estantería porque siempre hay un curioso que ojea los libros viejos y aprende de ellos”… muchos libros he escrito desde entonces sin ánimo de enseñanza, sabiendo que sólo la genialidad perdura y muy lejos considero estar de ella.
Durante muchos años he seguido los artículos de Alfonso Ussía en diferentes medios de comunicación como una pedagogía necesaria para interpretar desde el humor lo serio. Los amigos de rebeldía intelectual, que también tengo, no veían con buenos ojos su sesgo político de derechas en el cual todos los españoles quieren vivir aunque no se atrevan a decirlo. Diferencias hay entre la pose y la postura: la postura refleja coherencia; la pose, hipocresía. Unos y otros están alrededor y es preciso diferenciarlos.
Jacinto Benavente dejó dicho: “la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe”… don Alfonso Ussía prefirió llorar él solo para hacernos reír a los demás. En el cielo será recompensado.