En el argot deportivo cuando no salió el resultado esperado y deseado los cronistas recurrían con frecuencia a la muletilla “no pudo ser”, que venía a decir que se intentó de todas las formas y maneras posibles, pero que al final el equipo perdió o el atleta no logró la marca.
El ‘no pudo ser’ sonaba a consuelo pero sobre todo a frustración. Y eso es lo que debe estar sintiendo el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios, al no poder impedir que la Comisión de Hacienda del Congreso rechazase sus propuestas de reforma fiscal y entre ellas cuestiones importantes como los impuestos a la banca, las energéticas y el diésel.
El varapalo es de los que duelen a un Sánchez que empieza a sufrir la costumbre de perder propuestas en la Cámara, a veces con ‘fuego amigo’, que es el que muchas veces no esperas, o sí, pero que duele más que el que llega de las filas ‘enemigas’. Habrá que esperar al pleno del jueves para ver si algo cambia.
El PSOE sí ha conseguido que Junts y PNV respalden en la Comisión de Hacienda da el visto bueno a los impuestos a los vapeadores, la subida de dos puntos en el IRPF para las rentas del ahorro superiores a 300.000 euros -que pasarán del 28% al 30%- y a medidas para acabar con el fraude de los hidrocarburos, pero que le tumben el impuesto a la banca es como un ‘pellizco de monja‘ para socialistas y sus acólitos de Sumar porque es parte de su eje central en su programa económico.
División y vetos cruzados
Las cosas que tiene la división de los socios del Ejecutivo y los vetos cruzados de un Congreso donde conviven grupos opuestos como Bildu y PNV o ERC y Junts tiene estas cosas y deja en el limbo lo trascendente de la reforma que pretendía sacar adelante el Ministerio de Hacienda. El impuesto a la banca ha decaído después de que la votación haya arrojado un empate y la mesa de la Comisión haya recurrido al cálculo del voto ponderado. Sí se han aprobado otras enmiendas menores incluidas en el proyecto de ley que establece un impuesto mínimo del 15% para las compañías multinacionales y las grandes empresas nacionales, a lo que estamos obligados por decisión europea.
Había pactos previos que finalmente no se respetaron y entraron propuestas absolutamente contradictorias que convirtió la sesión en un guirigay caótico.
Sin embargo, a la hora de la votación, sus propuestas eran contradictorias y sólo prosperó el enunciado original y algunas enmiendas puntuales, mientras se frenaban las más polémicas, que incluso habían sido presentadas ya como inminentes. Se trata, por tanto, de un golpe muy duro al proyecto de legislatura de Sánchez. Uno más y no será el último. Eso tienen las amistades peligrosas.