Han pasado más de 30 años desde aquel controvertido beso con Brad Pitt en Entrevista con el vampiro. Kirsten Dunst tenía apenas 11 años y Pitt 30. Ella recuerda que no le gustó para nada. “Me dio asco, los labios estaban tan secos”, confiesa entre risas. Después vino Spider-Man, y su famoso beso en la película ya se había convertido en historia del cine. Pero el tiempo no detiene a la actriz. Ahora, más de dos décadas después, vuelve a generar titulares con un beso, esta vez junto a Channing Tatum en Roofman.
El rodaje de Roofman fue peculiar. Según Dunst, el director Derek Cianfrance los mantuvo alejados a ella y a Tatum hasta el momento clave de la escena en el restaurante Red Lobster. “Ésa fue la primera vez que nos vimos realmente, frente a las cámaras”, recuerda. Para ella, fue divertido y diferente, pero también un recordatorio de su vida como actriz desde niña. Desde comerciales y modelaje a los cinco años hasta grandes producciones, Dunst asegura que siempre buscó aprender y evolucionar en cada papel. “Mi meta siempre fue moverme para que nadie pueda señalarme. Lo último que quiero es que la gente me vea siempre en lo mismo”, afirma.
Roofman narra la historia real de Jeffrey Manchester, un ladrón que se escondió en una juguetería durante meses. Allí vivió y ejercitó su rutina nocturna en bicicleta, mientras se hacía llamar John Zorn. Durante ese tiempo, surge la historia romántica con Leigh Wainscott, interpretada por Dunst. La actriz asegura que su personaje tuvo que desafiar la desconfianza natural hacia alguien con un pasado oscuro. “Cuando queremos con tantas ganas, seguimos adelante aunque no sea lo mejor para nadie”, explica.
El rodaje recreó los espacios de la historia con lujo de detalle. La producción construyó una juguetería de 4,000 m², con juguetes reales y 8,000 tubos fluorescentes, para que los actores pudieran interactuar con el entorno de manera auténtica. Incluso filmaron cerca del lugar original en Charlotte, aunque el sitio original ya había sido transformado en una iglesia. Manchester, desde la cárcel, reaccionó con humor: celebró que la película conectara con el lado infantil que todos tenemos, según ha publicado el EXCELSIOR.
Kirsten Dunst vuelve así a la polémica y a la admiración del público, recordando su pasado, reinventándose en cada papel y demostrando que la carrera de una actriz puede transformarse sin perder su esencia. Roofman no solo revive un romance en pantalla; también marca la madurez de Dunst frente a escenas que décadas atrás habrían sido recordadas por otras razones.