Podemos imaginar una vida sin ‘influencers’ pero no sin profesionales de la salud
Ahora que ya ha pasado la tan temida selectividad y toca elegir carrera, son muchos los jóvenes que se cuestionan muy en serio esa pregunta que llevan escuchando desde su más tierna infancia: ¿Qué quieres ser de mayor? La elección no es ajena a algunos tópicos y al final nos llevará a ejercer una profesión de las más odiadas o de las más amadas, lo que quizás influya a la hora de tomar una decisión. Existe incluso una clasificación anual que en este 2023 sitúa la política como la profesión más odiada y la medicina o la docencia como las más amadas.
Y es que los tópicos tienen eso: reducen a un solo concepto una idea mucho más compleja en la realidad. Por seguir con la clasificación de este año, se suele relacionar política con mentira, frente a la vocación de servicio que se atribuye a médicos y docentes. Aunque, como en todo, las excepciones son muchas y la realidad diversa. Con todo, el estudio realizado para configurar este ránking refleja que el factor más significativo a la hora de valorar como odiosas ciertas profesiones es su falta de valor para la sociedad. Mientras que el factor clave detrás del trabajo más amado es su potencial para ayudar a otros.
Si el trabajo más odiado es el de los políticos, le siguen muy de cerca los corredores de seguros, los vendedores telefónicos, influencers, inspectores de hacienda o abogados. Periodistas, bomberos y policías están muy igualados. Y, en la parte superior de la lista, profesiones sanitarias como enfermería o medicina y profesorado.
Los estereotipos reflejados en la cultura popular pueden tener alguna influencia. Basta con echar un vistazo a series como “Anatomía de Grey”, “House” o “The Good Doctor”, que presentan a los profesionales de la salud como héroes. Pero no hay que olvidar otras cuestiones determinantes como la pandemia, que puso en primer plano a los profesionales sanitarios. Eso hace que sean trabajos muy respetados y, sin duda, son útiles y socialmente significativos. ¿Podemos imaginar un mundo sin influencers? Sí. Pero no podemos imaginar la vida sin profesionales de la salud.
Curiosamente, el 68% de los encuestados cree que tener un trabajo socialmente odiado tiene ventajas y el 88% opina que hay algunas desventajas en tener un trabajo socialmente amado. La profesión no siempre nos define, al menos no en nuestra totalidad; sin embargo, el 77% cree que juzgar a alguien en función de su profesión es aceptable.
Para hacer este estudio de presentó a las personas encuestadas una lista de profesiones, planteando asociaciones buenas o malas y aquellas percibidas como neutrales. Para cada trabajo, se les pidió que especificaran sentimientos en una escala de cinco puntos, de muy positivo a muy negativo. A la hora de realizar la lista se tuvieron en cuenta por tanto sentimientos muy positivos y positivos hacia la profesión y se organizaron en orden descendente.