Hoy: 29 de diciembre de 2024
Las marchas que hubo este martes 23 en rechazo al “ajustazo” que pretende aplicar el gobierno nacional a la educación pública en todo el territorio argentino solo pueden compararse a las convocatorias por la democracia que se dieron en 1983. Fueron históricas y marcaron un fuerte revés para la política de Milei, quien a pesar de producirse renuncias en su gabinete aún no se repone del golpe ni tomó ninguna decisión para retomar el centro del escenario.
La comunidad educativa pidió una mesa de diálogo, pero el Gobierno aún está en silencio. El #23A fue para la educación argentina una jornada histórica y una muestra que es el límite para cualquier gobierno. El país conserva todavía su imaginario educacional, ese que lo distinguió en el mundo desde que se organizó como nación.
Argentina tuvo la primera universidad del continente y sus escuelas e institutos fueron paradigmas para todas las generaciones de ciudadanos, de cualquiera raza, religión e ideología política y eso mostró la convocatoria de este martes.
En Buenos Aires, la gente ocupó la Plaza de Mayo y desde la Plaza hasta la avenida 9 de Julio, sumándoles avenidas colaterales. Se trató de un evento político de una dimensión tan masiva que nadie quiere arriesgar cifras, porque en realidad no es importante ante la visible contundencia. Las fuerzas policiales informaron al Gobierno en voz baja, 200.000 personas y la comunidad educativa, organizadora de las marchas informaron que hubo cerca de un millón de manifestantes. En Córdoba, la marcha congregó a 100.000 argentinos que marcharon desde la plaza de la Reforma por plaza España, hasta la plazoleta Agustín Tosco por la avenida Chacabuco. Todos se movilizaron para defender el valor de la educación pública y para pedir un límite al ajuste drástico del presupuesto destinado a las universidades nacionales.
En Buenos Aires, la marcha fue desde la Plaza Houssay, corazón universitario de la ciudad de Buenos Aires, y desde el Congreso Nacional, y terminaron lo más cerca que pudieron de una Plaza de Mayo abarrotada, donde se leyó un documento titulado La universidad pública: base de la democracia y el desarrollo social. El mensaje estuvo enfocado en demandar el dinero necesario para evitar un virtual apagón educativo.
Ante un escenario adverso, el gobierno de Javier Milei rechazó los reclamos, ratificó la política de austeridad presupuestaria y puso en medio de la discusión que las universidades acepten un régimen de auditorías sobre los fondos que administran diferente al que establece la legislación vigente.
Cabe destacar que la Auditoría General de la Nación, que depende del Congreso, es quien controla los gastos universitarios. Sin embargo, Milei echó más leña al fuego y redobló la apuesta. “Día glorioso para el principio de revelación. Quien quiera oír (ver) que oiga (vea)… Viva la libertad carajo”, publicó en Instagram, con la caricatura de un león bebiendo de un tazón con la leyenda “lágrimas de zurdos”.
Por su parte, la presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), Piera Fernández dijo: “No queremos que nos arrebaten nuestros sueños: nuestro futuro no les pertenece. Somos orgullosos hijos e hijas de la Universidad Argentina; somos la Universidad pública, gratuita e irrestricta en el ingreso, de excelencia, con libertad y equidad. Somos la Universidad para el gran pueblo argentino. Por eso, lucharemos, en una irrenunciable resistencia democrática y pacífica, por la educación que queremos, por el país que anhelamos”.
La dirigente, que proviene de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, había planteado antes la necesidad de más presupuesto: “Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022. El incremento del 70% de estas partidas, dispuesto para el mes de marzo y aún no abonado, más el reciente anuncio, en el marco de esta convocatoria, de un 70% adicional, constituyen un aliciente aún insuficiente, en tanto la inflación fue de un 300% en el mismo período de tiempo”.