Hoy: 27 de noviembre de 2024
Las mariposas reverencian al viento con sus alas pequeñas, con su color cansado de posarse en seguida. Las mariposas son poéticas en sí mismas, en cómo se mueven y en el polen que dejan. Simónides de Ceos, en el siglo V a.C. ya acertaba diciéndonos que “poesía es pintar con el regalo de las palabras”. Con el regalo de sus colores acompasados, las mariposas pintan los sufrimientos del aire.
Confieso mi falta de reconocimiento a las mariposas azufradas. Menos mal que el partido socialista está en las pequeñas cosas que los demás mortales desatendemos y ha exigido a la unión europea que no permita la extinción de la mariposa azufrada, acorralada en Baza por las nieves que llegan de la Alhambra.
Que tan alto organismo no debata la amnistía. Ni las demás irrelevancias despóticas que los vascos reclaman y los independentistas catalanes exigen. Lo verdaderamente digno de ser tenido en cuenta son las mariposas azufradas, de intenso color amarillo… ¡Cuánta delicadeza de su parte! ¿Cómo podríamos corresponderles?