Los diversos enfoques de luz que se dan en nuestra geografía, han hecho que el mosaico de España sea una realidad de sangres a desiguales temperaturas. En alguna parte he escrito que soy persona de distintas maneras de pensar y un solo pensamiento. España es eso. Y nuestra tarea consiste en aunar las diferentes aguas para que converjan en ese gran río que da a la
mar y debe ser el convivir.
Pero cuando el aprendizaje constitucional estaba dando sus frutos, una Mano Negra aparece para desenterrar a los muertos y, lo que es peor, remover en sus tumbas aquellas tempestades. De nuevo el avis pero de los enfrentamientos. La discordia de nuevo y otra vez el alboroto de las sangres.
Pérez Galdós señala que la bofetada más sonora que se ha dado, salió de la mano de Luisa Fernanda al ministro Calomarde por la cuestión de la ley Sálica en la Corte de Fernando VII. “Manos blancas no ofenden”, respondió caballerosamente el ministro. “Pero hacen daño”, respondió la dama… Y daño nos siguen haciendo las manos que no son blancas.